El hombre acusado de apuñalar a su exsuegra y acabar con la vida del hermano de esta a cuchilladas para robarles una caja de caudales con joyas y dinero en efectivo en Roquetas de Mar habría actuado en pleno uso de sus capacidades intelictivas y volitivas dado que, de los análisis realizados y la exploraciones llevadas a cabo, "no se aprecia una alteración de la memoria".
Así lo han trasladado las forenses que exploraron al acusado y tomaron una muestra de su cabello para analizar la presencia de estupefacientes ya que el encausado manifestó el primer día del juicio a preguntas de su abogado que no recordaba nada de lo sucedido entre que llegó a la vivienda y fue detenido apenas un par de horas más tarde en un club de alterne del municipio a causa de una gran ingesta de alcohol y drogas.
"Tenía capacidad para saber y distinguir el bien del mal y para saber que lo que había hecho es ilícito. Aunque dice que no recuerda nada, no se aprecia una alteración de memoria", han concluido las expertas durante el juicio con jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Almería en el que la Fiscalía pide 45 años de prisión para el acusado por asesinato, asesinato en tentativa y robo.
En su intervención, han detallado que el análisis de pelo efectuado arrojaba un resultado "negativo a todo tipo de drogas" entre abril de 2021 y noviembre de 2020, lo que incluye la fecha de los hechos que se produjeron el 3 de enero de 2021; más allá de que dicha prueba no permita determinar una hora o día concreta.
Las forenses han dado cuenta además, a tenor de las entrevistas mantenidas con el acusado, de las grandes cantidades de cocaína que refería haber consumido --entre "tres o cuatro gramos diarios hasta el momento de los hechos", han precisado--, si bien han puntualizado que, pese a ello, no necesitó tratamiento de deshabituación una vez ingresó en prisión preventiva, donde dejó de consumir.
Del mismo modo, han ratificado en base a su informe que el análisis de su conducta, posterior a los hechos, es "incompatible" con un "estado de intoxicación plena" como el alegado para asegurar que no recuerda nada entre el momento del doble apuñalamiento hasta su estancia en el club de alterne cuando, además, se dirigió con su vehículo hasta el establecimiento; toda vez que sí recuerda los momentos anteriores y posteriores.
Durante la última sesión del juicio antes de que el jurado comience su deliberación, también se ha practicado la prueba forense en base las puñaladas recibidas por la víctima mortal, quien pereció en el sofá de la vivienda a causa de las heridas provocadas por las puñaladas y que supusieron la destrucción de órganos vitales como el corazón.
En este sentido, se ha dado cuenta de las heridas que mostraba en las manos la víctima que, según ha apuntalado la Fiscalía en su informe final, se derivan de un reflejo defensivo, ya que la víctima no habría tenido posibilidad de defenderse ante la "repentina" agresión, al igual que tampoco la exsuegra del acusado, quien recibió una cuchillada en su dormitorio en lo que ha denominado como un "ataque cobarde".
En esta línea, no se halló ADN del acusado en las uñas del finado que mostraran algún tipo de lucha o agarre. La Fiscalía concluye que el hombre no pudo tan siquiera levantarse del sofá en el que se halló su cuerpo, a tenor además de la trayectoria de las heridas, que se produjeron con cierta "virulencia".
El análisis de ADN practicado además en los pantalones y las zapatillas del acusado muestra perfiles similares al de la víctima mortal, que también se encontraron en la presunta arma homicida aparecida en el fregadero de la cada unos diez días después del crimen y sobre la que no se hallaron huellas. El dedo meñique del acusado también presentaba una mezcla de varios perfiles genéticos.
IDENTIFICADO ANTE LA TELEASISTENCIA
Durante la sesión, presidida por la magistrada Soledad Jiménez de Cisneros y en la que la Fiscalía ha pormenorizado el carácter "alevoso y sorpresivo" del ataque sufrido por la exsuegra del acusado y su hermano, se ha reproducido además la grabación captada por el servicio de teleasistencia que se activó después de que la mujer apretara al botón que portaba al caer al suelo, de modo que quedaron registradas varias conversaciones con la operadora.
En dichas conversaciones, además de los gritos de la víctima en los que solicitaba auxilio, intervenía presuntamente el acusado, quien se habría identificado con su nombre a petición de la operadora y habría asegurado ser el "yerno" de la mujer, al tiempo que explicaba que se había activado el sistema por error.
En una segunda llamada formulada directamente por la operadora, esta pedía que la usuaria se pusiera al teléfono, toda vez que su interlocutor, que se volvía a identificar por el nombre del acusado, le aseguraba que ésta estaba "en el baño" y que llamaría más tarde.
La grabación del servicio de teleasistencia ubicarían al acusado en la vivienda de su exsuegra, al que habría acudido con la excusa de probarse unas zapatillas deportivas, al igual que la pulsera GPS que portaba debido a la orden de alejamiento que tenía de su expareja, según ha recalcado la acusación particular.
Asimismo, también ha referido un vídeo captado minutos después en el garaje del inmueble, en el que se aprecia al acusado saliendo con una riñonera y la caja de caudales sustraída.
Por su parte, la defensa solicita para el acusado la libre absolución o, de forma subsidiaria, un posible delito de homicidio que habría tenido como "detonante" la ingesta de drogas y alcohol por parte del acusado, ya que sostiene que ese día "estuvo bebiendo y consumió cocaína".
Así, ha recalcado la versión dada por la trabajadora del club de alterne, cuyo testimonio se ha reproducido en base a su primera declaración al no haber podido testificar en el juicio, en la que aseguraba que el hombre estaba "perdido" y se mostraba nervioso al escuchar sirenas de policía en el local
El letrado defensor también ha planteado sus dudas sobre las circunstancias en las que se halló el cuchillo en el fregadero de la cocina unos diez días después de los hechos y tras una primera exploración policial, en la que si bien se fotografió la estancia, no se apreció su presencia. Fue la hija de la víctima quien lo encontró al acudir a limpiar días después del crimen.
En su derecho a la última palabra, el acusado ha pedido "perdón a la familia" porque, según ha dicho "ese día no era consciente, no era yo", y tuvo la "mala suerte" de haber bebido "mucho" y de consumir "mucha cocaína". "Estoy arrepentido de haber causado este sufrimiento a la familia, nunca he sido violento", ha añadido. El jurado comenzará su deliberación este jueves para emitir un veredicto