La fría tarde de Viernes Santo en Almería trajo el característico luto a la ciudad, debido a que las tres hermandades que procesionan en este día representa momentos al rededor del entierro de Jesús. En primer lugar, la Hermandad del Santo Sepulcro, hermandad oficial, representa el entierro del Señor, siendo además la primera hermandad en ponerse en las calles en la jornada al abrir las puertas de San Pedro a las siete de la tarde. La estrecha calle Ricardos se abarrota de público para ver a esta Hermandad en sus primeros compases al igual que la Plaza de la Catedral ya que también esta Hermandad es la única en hacer su Estación en el interior de la Catedral de la Encarnación.
Cuando comienza a caer la noche, son las hermandades de Caridad y Soledad las que inician sus respectivas Estaciones de Penitencia. En primer lugar, a las ocho en punto, lo haría desde Oliveros la Hermandad de la Caridad a quien, debido a la zona de su sede, sufrió algunas fuertes rachas de viento en el incio de su procesión que no impidieron que el portentoso e imponente paso de misterio llegase finalmente al centro de la ciudad. A pesar de abandonar el año pasado el paso por la estrecha calle Cubo, el recorrido alternativo, la zona del Museo de la Guitarra, es sin duda uno de los puntos más bellos por los que pasa esta Cofradía previamente a hacer un encuentro con la Hermandad del Prendimiento quien sale a su encuentro tras pasar por su casa de Hermandad en la Plaza Bendicho. El recogimiento de la Hermandad por el entrono de la Catedral hace sin duda adentrarse en ese maravilloso e imponente misterio que tallara el imaginero Juan Manuel Miñarro.
Por su parte la Soledad emprendía una de las Estaciones de Penitencia más duras y emotivas de sus últimos años debido al recuerdo tan presente de José Carlos Ibáñez, quien fue su hermano mayor hasta el pasado mes de diciembre al fallecer repentinamente el día previo a la salida extraordinaria de la Virgen de los Dolores por su 250 Aniversario. La propia Virgen llevaba en el frente de su paso la vara que al igual que con el fallecimiento de don Luis Criada la pasada Semana Santa acompañó a la Virgen durante toda la Estación de Penitencia. Cientos de almerienses se algopaban por las calles por las que iba transcurriendo el cortejo y sobre todo por los estrechos puntos por los que transita la cofradía. Pero sobre todo, el público se congregó en Santigo para ver entrar nuevamente a la Hermandad en uno de los puntos más esperados debido al cante de diferentes saetas a la Virgen. Bien es cierto que la Hermandad finalmente se tuvo que apresurar en su entrada ya que un chispeo se iba haciendo más pronunciado. Tal fue así que instantes después de adentrarse la Virgen en el templo aumentó considerablemente haciendo que el público que allí la esperaba se diluyera inmediatamente, poniendo así punto y final al Viernes Santo en Almería, a la espera ya de la alegría de la Resurreción.
