El desarrollo profesional de cada trabajador no sólo depende de su formación, esfuerzo, talento, arrojo, compromiso, suerte y esavirtud incontrolable de estar en lugar adecuado en el momento oportuno. En el recorrido laboral de cualquier persona influyen decididamente otros factores como las circunstancias familiares que limiten o potencien tus posibilidades de crecimiento y la coyuntura económica del entorno, el mercado laboral y la actividad que desarrolles. Y, como no, resulta cardinal la gente de la que te rodees o que te rodeen, es decir, los jefes que apuesten por ti y los equipos con los que trabajes y aprendas. No invento absolutamente nada. Ya lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”.
En esa circunstancia, permítanme la licencia de hablarles en primera persona para asegurarles que tuve la enorme fortuna de encontrarme en el camino con dos jefes que en momentos muy distintos de mi vida depositaron su confianza en mí: Antonio Yélamo y José Antonio Mallou. Tuve otros jefes maravillosos, como Blanca Juste, Antonio Hernández-Rodicio y Román Orozco, pero ninguno con tanta influencia en mi vida. Ambos compartirán escenario el próximo 22 de mayo cuando el delegado de Prisa en Andalucía y director de la Cadena Ser Andalucía, y el consejero delegado de Publicaciones del Sur reciban la Medalla de Oro de la provincia de Sevilla.
No repetiré los méritos que ha enumerado la Diputación sevillana, pero sí añadiré que de Yélamo es obligado afirmar que soy el enésimo producto de la Escuela Yélamo, como acuñó el periodista gaditano Pepe Monforte. Con él aprendí los grandes criterios y claves del oficio periodístico y radiofónico. De Mallou me fascinó siempre su capacidad de reinventarse, ilusionarse con cada proyecto y expandirse, pero sin perder nunca la perspectiva del periodismo más cercano.
Sí difícil es tener jefes que te escuchen, más lo es que te pidan consejo y que te apoyen en muchas iniciativas que compartas con ellos. Aún más difícil es tener jefes que a la par sean amigos y se interesen por ti en momentos complejos demostrando que la lealtad y el cariño están por encima de cualquier contrato.
Por todo ello, entenderán que el próximo Día de la Provincia sevillana tenga una doble razón de satisfacción porque se premiará a dos buenas personas y jefes. Ahora bien, como gaditano, sentiré cierta envidia sana de que la Diputación de Sevilla se haya adelantado a la de Cádiz en el reconocimiento a dos profesionales que empezaron sus brillantes trayectorias en la provincia gaditana y que mantienen una estrecha vinculación o gran parte de su actividad en el terruño.