José Ramón Cantalejo, abogado del vecino de la pedanía de El Palacés de Zurgena (Almería) detenido como presunto autor de la muerte de Martin Allwright, un vecino británico al que habría golpeado en la cabeza con una azada, sostiene que su cliente “está en prisión por la alarma social” y la presión de los residentes del Reino Unido que viven en Almería.
“Una vez visto el auto de ingreso en prisión, opinamos que la juez ha utilizado en este caso el argumento proscrito por el Tribunal Constitucional (TC) de la alarma social, porque creemos que no se mantienen el resto de argumentos”, afirma el letrado a EFE.
“Dice que no tiene arraigo y es un señor que no tiene casi una multa de tráfico en sus casi más de 50 años, que tiene dos hijos estudiando en Granada, una Psicología y otra Bellas Artes; que vive desde hace generaciones en El Palacés. Y acuerda su ingreso en prisión con la excusa de la falta de arraigo y de que puede eludir la acción de la justicia”, añade Cantalejo.
El letrado sostiene a su vez que este incidente fue “provocado por el propio ciudadano inglés, que ya había sido denunciado con anterioridad y al que los vecinos le tenían pavor y miedo”. “Yo no soy quién para calificarlo, pero muchos hablan de que era un auténtico hooligan”, añade.
El abogado subraya que en la provincia almeriense residen más de 34.000 británicos que se han convertido en un “grupo de presión” en este caso, aunque advierte que existen diferencias según el lugar en el que se resida.
“La zona de Zurgena, al ser más barata, no es lo mismo que Vera Playa o Mojácar, donde vemos a ingleses con grandes coches. No, aquí hablamos de gente que incluso vino a trabajar, o que al jubilarse vendieron su casa al sur de Glasgow o de Birmingham y viven aquí como auténticos príncipes, pero no se ajustan a la realidad social del país”, dice.
Presión británica
Cantalejo insiste en la presión de los británicos en este caso: “Van ganando el discurso en la prensa porque cuentan con el apoyo hasta del cónsul, y en un momento determinado la juez, se puede afirmar, no tenía más remedio que ingresarlo en prisión por esa alarma social que está proscrita por el TC, aunque estamos seguros de que saldrá en libertad, porque no hay riesgo de fuga, ni de reiteración delictiva”, apostilla.
“En este caso, el resultado es consecuencia de la propia culpa y agresión del fallecido. Estos ciudadanos tienen que adaptarse, como los españoles nos hemos adaptado cuando hemos emigrado, que siempre hemos sido ejemplo en todos los países a la hora de aprender el idioma y las costumbres”, mantiene.
El letrado insiste en que se refiere únicamente a este tipo de residentes británicos, ya que tiene “muchos clientes ingleses que son fantásticos”, y ha trabajado también en causas en las que se había actuado contra alguno de estos ciudadanos, aunque reivindica que se tengan en cuenta las circunstancias concretas.
“No vale el discurso del mecenazgo -la viuda de Martin Allwright ha iniciado uno para pagar a su abogado-. Al abogado de mi cliente, ¿quién lo paga? ¿Hacemos también un mecenazgo? Estoy seguro de que si hiciéramos uno con mis clientes españoles, habría más dinero seguro que el que pueden reunir los ingleses en generaciones”, asevera.
Un accidente
Cantalejo reitera que todo fue fruto de un accidente: “Primero porque este hombre no falleció en ese momento, por eso pusieron en libertad a mi cliente y se tiró una semana así. La ambulancia tardó en llegar una hora. El británico no quería ir, y hay unos vídeos que lo demuestran, no quería ir al hospital. Intentó pedir el alta voluntaria. Es decir, que él tuvo la culpa desde el punto de vista de que no se sometió”, asegura.
“Luego va al hospital de Huércal-Overa (Almería), después de tardar una hora en la ambulancia, y resulta que no hay servicio de neurología y lo tienen que traer a Almería. No sabemos exactamente cuánto tardaron en hacer la operación. Pero es que los ingleses pudieron coger el coche y llevarlo al hospital directamente, en vez de volver a salir de su casa con esa herida provocada a seguir amenazando con unos perros peligrosos delante”, precisa.
“No sabemos la causa de la muerte exacta, habrá que estudiar la prueba forense, habrá que hacer un nuevo informe, porque consideramos que no debió morir, que pudo salvar la vida si hubiera recibido la debida atención médica. Desde otro punto de vista, la agresión fue suya, porque él fue el que fue a pegar con una piedra a mi cliente y con los perros, y lo único que hizo mi cliente fue interponerse entre este señor y su mujer, golpeándolo con lo primero que tenía a mano”, concluye.