Turno para la chirigota de Luis María Rodríguez Rondán, por lo que todo puede pasar. El tan genial como incomprendido autor gaditano apuesta en esta ocasión por un personaje al que todo le da igual. Queda claro en una estrambótica presentación y también en un primer pasodoble en el que aseguran que para no pelearse con nadie, a todos les siguen la corriente. Para la turistificación es el segundo. Les pisan todos los temas en el primer cuplé. El siguiente va para la moda de los futbolistas de taparse la boca con la mano para hablar en el campo. Surrealista traslado de un ropero en el popurrí, con poca (o nula) relación con el tipo.
Lo mejor Las partes fijas sorprenden por su surrealismo en forma y contenido
Lo peor Los cuplés se quedan bastante cortos y hay mucha competencia en la modalidad