Todo surgió a raíz de la moción que presentaban los socialistas para que el restaurado molino de mareas del Zaporito acogiese el Museo de la Sal, algo que ya no será posible puesto que el pasado lunes el propio Gobierno local daba a conocer que será un Centro de Interpretación Cultural de la molienda de cereales como el trigo o los garbanzos, es decir, que se rendirá una especie de tributo a la labor que tradicionalmente se hacía en dichos molinos, complementado con un negocio de hostelería en una esquina.
Llegados a este punto, Martínez señalaba que el Zaporito no es el entorno adecuado para el Museo de la Sal y que éste debería de hacerse en una zona próxima a las salinas o los esteros de La Isla. En este sentido, afirmó que se está en conversaciones con la empresa Cupimar, que estaría dispuesta a ceder unas instalaciones para que se pudiese ejecutar dicho proyecto.
Fue entonces cuando López Gil saltó a la palestra para indicarle al actual delegado de Urbanismo que “cuando menos resulta curiosa dicha explicación, y más aún cuando ustedes mismos han pintado el Museo de la Sal en una parcela del parque del Barrero en la que actualmente hay un aparcamiento y, que yo sepa, ese parque no está cerca de una salina”.
Curiosamente en dicha parcela el PA durante su mandato había pintado en el Plan General un hotel y, de hecho, aún está en ella el cartel anunciado dicho proyecto.