Según se conoció ayer, la banda terrorista hizo explotar anteanoche una bomba al paso de una furgoneta en la que viajaban cuatro miembros de una familia cerca de la ciudad de Tebesa, en el este del país y muy cerca de la frontera con Túnez.
Los cuatro ocupantes del vehículo, entre ellos dos mujeres y un bebé, murieron en el acto y, cuando los servicios de asistencia y las fuerzas de seguridad llegaron al lugar, una nueva explosión acabó con la vida de dos gendarmes y un agente de Protección Civil.
Otro oficial de la Gendarmería Nacional resultó herido de gravedad en el atentado, el más grave registrado en el país desde hace casi medio año, período en que las fuerzas de seguridad habían cosechado considerables éxitos en la lucha antiterrorista, especialmente en la región de la Cabilia.
Desde el pasado 19 de agosto, cuando un suicida causó 48 muertos ante la Escuela Superior de Gendarmería de Les Issers, en la Cabilia, los atentados se habían reducido en el país, después de que fueran desarticuladas varias redes de apoyo a los comandos y eliminados o detenidos varios miembros de éstos.
El Ejército ha desplegado en los últimos meses vastas operaciones antiterorristas en la Cabilia y sólo desde comienzos de este año los cuerpos de seguridad han matado a 36 terroristas islamistas, la mayoría miembros de Al Qaeda.
El propio Buteflika destacó el jueves durante el gran acto de masas organizado para comunicar su decisión de abordar un tercer mandato que “la seguridad y la paz se han restaurado ampliamente a través del territorio nacional”.
Aún así, el presidente dijo que la lucha contra el terrorismo “con todos los medios” disponibles continuará siendo su máxima prioridad si gana las elecciones, aunque añadió que las puertas permacerán abiertas para los arrepentidos, el principal y controvertido instrumento de su política de reconciliación nacional.
