La frágil memoria de la que en ocasiones hace triste gala la sociedad, hace recordar con cierta nitidez los grises años ochenta que acabaron con toda una generación de arcenses por culpa de la heroína. Sí, la heroína, que pese a su nombre épico es sinónimo de muerte.
Casi cuarenta años más tarde, y como suele ocurrir con y después de una crisis económica, la heroína regresa por su relativo bajo precio para figurar en las preferencias del consumo de drogas; hecho que, pensamos, debe alarmar y alertar a los arcenses.
El vecino M.G.R., que ahora es un señor maduro, fue uno de esos jóvenes que, por ‘los pelos’ se salvó de una muerte segura, aunque en más de una ocasión se vio ante el juez para ingresar en prisión, que robó para lograr su fin, que destrozó una familia y que conoció ese mono que no es un animal, sino un estado de desesperación total... Ahora, cuando había superado esa etapa oscura de su vida, el drama de la droga regresa a su hogar de la mano de un hijo tristemente enganchado y otro que parece luchar por dejar este mundo. Desde hace unos años viene alertando de que lo se avecinaba en Arcos, donde -asegura- comprar heroína es bien fácil. Incluso señala a las personas que presuntamente venden la droga.
Su situación personal fue el detonante que le empujó a iniciar los pasos para constituir una plataforma contra la droga, la cual a día de hoy no se ha formado. Desde hace unos años, M.G. viene pidiendo todo tipo de ayudas a la clase política, a la que gobierna y a la que hace oposición, pero finalmente no ha encontrado esa mano tendida que no solo le ayude a él personalmente, sino a los jóvenes de Arcos que corren un grave peligro. Incluso sus contactos con el defensor de la Ciudadanía -dice- han sido infructuosos, y no digamos nada de la Guardia Civil y del juzgado número 3, a cuyo titular se ha dirigido en solicitud de audiencia sin ser recibido. Mientras tanto, y a tenor de los acontecimientos de estos días, ha vivido con enorme indignación cómo el juzgado ha dejado en libertad, nuevamente, al presunto vendedor de la droga a su hijo. La operación se llevó a cabo por la Guardia Civil en pleno centro urbano de Arcos, donde el presunto traficante, acompañado de dos personas más, fue detenido con 85 papelina de lo que se da en llamar ‘rebujito’, es decir, una mezcla de heroína y cocaína que acaba abocando al consumidor a elegir la primera de estas sustancias por vía intravenosa. M.G. se pregunta cómo ese vendedor puede estar aún en la calle, como también habría otras personas dedicadas a la venta de droga que están perfectamente integradas en la sociedad, en ocasiones con el beneplácito y el silencio de sus vecinos. Algunos -cuenta como anécdota- toman hasta copas con políticos en la barra de una fiesta como si nada pasara...
Este hombre, al que ya hemos llamado ‘Un padre coraje’, solo espera que acabar con la droga sea una verdadera prioridad para el Ayuntamiento, las fuerzas de seguridad y para la Justicia. M.G., que ha aportado documentación con profusión a este medio para demostrar los pasos que viene dando a nivel tanto institucional como político y en otras esferas, reivindica una ciudad más sana, en colores, en contraste con aquél Arcos gris de los ochenta y que otros en su misma situación se le unan en esos loables objetivos.
