—En Madrid la tensión entre sindicatos y empresarios no se puede ocultar. En Andalucía se firmó el pacto social hace pocos días. ¿Cómo están las relaciones con los sindicatos en Cádiz?
—También están las cosas calmadas. Ha habido manifestaciones, pero ha habido tres convenios atascados. El del metal, el de limpieza y servicios y el del sector de la construcción. Con los dos primeros hemos llegado a un acuerdo importante para los tres próximos años. Sin embargo, en el de la construcción esperemos que en los primeros meses alcancemos un acuerdo. El problema es que el IPC ha estado en negativo y ahora estamos en un 0,3% y los sindicatos están pidiendo un 4,5% o un 5% y en estos tiempos lo que tenemos que recuperar es la competitividad y la productividad de las empresas, precisamente en el sector de la construcción que está sufriendo especialmente. Ahora mismo, aparte de las manifestaciones, tenemos unas magníficas relaciones con sindicatos, a pesar de las diferencias porque siempre ha habido lealtad institucional. Hay veces que hay que discutir aunque no quieras. Con los sindicatos, en lo fundamental, estamos de acuerdo.
—Ya no parece que la sociedad mire a los empresarios como los únicos culpables.
—El gran problema ahora mismo es la falta de financiación. En esta crisis los empresarios somos una víctima, pero también somos la solución y no el problema. Muchas veces las últimas leyes no se han hecho con los empresarios, sino contra los empresarios.
—Pero esa insistencia en la reforma laboral lleva a pensar que lo que se busca es un despido barato para salir de la crisis. ¿Por qué esa insistencia en la reforma laboral?
—La reforma laboral es muy importante. Queremos que se apliquen las mismas normas que en Europa. Simplemente las normas de Europa. Nuestro principal mercado para competir es Europa, y por eso queremos una serie de reformas estructurales, entre ellas que paguemos la misma Seguridad Social que en Europa, que son cinco puntos menos. Pagamos una de las energías más caras, y por eso queremos abrir el debate energético. Hay que reformar la justicia, porque la justicia va a llegar con mucho retraso y para entonces habrán cerrado muchas empresas. Hay que realizar reformas estructurales en el modelo económico. Nuestros dos pilares en la provincia han sido la construcción y el turismo y nos hace falta la tercera pata: la tecnológica.
—¿Cómo cree que se puede conseguir ese tercer pilar?
—Desde la educación en sus inicios. A un chaval que ha terminado la educación básica con 17 años y ha trabajado en la construcción hasta los 23 no podemos pedirle en un momento dado que monte móviles Nokia. Necesitamos una formación y diversificar la economía y los sectores. Hay futuro agroalimentario en la provincia. Estamos viendo que Almería es la despensa de Europa durante estos años, pero estamos viendo que la crisis y Marruecos afecta.
—¿No es injusto para los empresarios que ahora los bancos hagan negocio con las viviendas que los constructores no han podido vender porque no hay financiación por culpa de esos mismos bancos?
—Hace unos días tuvimos una reunión de promotores y constructores y se denunció este tema. Se denunció a los bancos por competencia desleal. Y es que ahora mismo los promotores sólo tienen viviendas para vender, pero los bancos tienen dos cosas: viviendas y financiación. Se comenta que se está convirtiendo en una práctica habitual que cuando se pide un préstamo se dice que no se les puede dar, pero una semana después llaman a los solicitantes y les ofrecen una financiación para otra vivienda que está en la misma zona. Lo que están haciendo es quedarse con un montón de viviendas. No dan periodos de carencia y ejecutan los préstamos.
—Uno de los puntos en los que está de acuerdo, parece que todo el mundo, es en la construcción del Parque de Las Aletas. Sin embargo, llama la atención que nadie haya pedido todavía responsabilidades por los errores que se han cometido.
—Hay que mostrar todo el respeto por la sentencia. Pero el objeto piden que se argumente mejor. Aquello es una tierra improductiva, que nunca ha tenido ningún valor. Se intentó hacer arroz, pero por la tierra salina no salió adelante. Ahora sólo hay vacas que se comen la hierba que sale. Un parque que puede crear 30.000 puestos de trabajo es para ponerle la alfombra roja. Es un proyecto que salió por consenso y existe un espíritu de Las Aletas. Esperemos que ese espíritu no se pierda. Sobre las críticas, podemos llegar a la convicción de que los que se han equivocado son los jueces. Es que en ese territorio ha pasado infraestructura férrea, viaria, alcantarillado, electricidad, sanitario... y nunca han dicho nada. Ahora hay que crear una infraestructura industriar, de carácter público porque el suelo se alquila. Y no se hace en la Sierra o en Jerez porque es un parque tecnológico, industrial y logístico y hay que darle entrada al cantil de la Cabezuela. El estudio que ha realizado el Consorcio es que se necesita suelo industrial en la provincia. Hemos visto cómo muchas empresas han venido y se han dado media vuelta porque no encontraban suelo, y se iban a Sevilla o Málaga.
—Hemos visto cómo los ayuntamientos se han peleado por tener a empresas en sus municipios incluso rebajando el precio del suelo. Recordemos el caso de Ikea entre Jerez y El Puerto.
—Además del suelo de Jerez y El Puerto no hay mucho más suelo industrial en la provincia. Hay falta de suelo y las empresas vienen y se tienen que marchar. Eso es muy grave. Alestis no ha traído todo lo que estaba previsto porque no había suelo. El 70% se queda en Sevilla, cuando estaba previsto que fuese un 50%.
—¿Cree que Díaz Ferrán está capacitado para presidir la patronal después de conocerse que una de sus empresas quiebra y que debe 26 millones a Caja Madrid?
—El puso su cargo a disposición de la CEOE y obtuvo el respaldo de los empresarios porque los empresarios se ven reflejado en él. Este hombre es una víctima de la actual crisis. Los bancos siempre le han dado los préstamos y además las empresas públicas le deben un montón de millones de pesetas que no puede cobrar ahora mismo. Si este hombre pudiese cobrar lo que le deben, no estaríamos hablando de lo que hablamos. Si no hubiese invertido, no habría creado empleo y ahora a lo mejor tendría para pagar lo que fuese, pero nadie le aplaude cuando creó todo ese empleo. Hoy en día tienen problemas los empresarios que han invertido, los que han arriesgado, no los que guardaron el dinero en una cuenta corriente.
—Las administraciones públicas saben cobrar, pero a la hora de pagar son imposibles. Parece frustrante que cuando una empresa cierra se conoce que se le deben millones. ¿Qué debería suceder para poder arreglar este problema?
—Estamos pidiendo la compensación de deudas entre administraciones. Hay un montón de empresarios de diferentes sectores a los que los ayuntamientos les deben 200, 300, 400 millones de las antiguas pesetas. A lo mejor embargan a un empresario por 60.000 euros de impagos a la Seguridad Social mientras que un ayuntamiento le debe 300.000 euros. Pedimos que se entiendan entre ellas las administraciones. Me contaba el otro día el alcalde de Algeciras, Tomás Herrera, que su problema no es la inversión sino la financiación. De los 44 ayuntamientos de la provincia, 22 están en quiebra técnica. Pedimos la compensación de deudas entre administraciones porque si los bancos están con el grifo cerrado de algún lado habrá que sacar el dinero.
—Reconozca los errores del sector. ¿Qué ha hecho la clase empresarial para ganarse la mala imagen que tiene?
—Lo primero que hay que decir es que los empresarios somos la solución, no el problema. Como en todos los aspectos de la vida, hay gente buena, mala y regular. Aquí hay grandes empresarios, con un corazón enorme, que hacen donaciones solidarias que no se les conoce porque no quieren que se sepa. Pero hay empresarios muy malos, que no sólo cierran empresas y no sólo dejan deudas a los trabajadores, sino también a otros empresarios. Esa imagen cada vez es menor, aunque en plena crisis aparezca mayor. La provincia necesita 30.000 nuevos empresarios para solucionar el problema de los 160.000 parados que tenemos. Pero, ¿qué pasa? Que vamos a la Universidad, hacemos una encuesta y resulta que nadie quiere ser empresario por la mala imagen que tenemos. La mayor renta per capita de España la tiene Cataluña, donde las encuestas dicen que el 80% quiere ser empresario y sólo el 20% quiere ser funcionario. Al revés que aquí.
—¿Qué hace falta para que cambie la situación?
—Para que las cosas empezasen a cambiar haría falta que se abriera el grifo de los bancos. Hay empresas que están cerrando y ese es el gran problema. De nada sirve que arreglemos los convenios al 1% o al 5% si no se arregla el problema de la financiación. Las empresas que sobrevivan a esta crisis van a salir muy reforzadas. Lo bueno que tiene es que nos haya hecho pensar para que cambiemos el modelo. Si no se abre el grifo de los bancos van a tener problemas las instituciones públicas, las empresas y las familias. Y eso es una bomba de relojería que le puede explotar al Gobierno en cualquier momento.
—¿Qué es lo peor y lo mejor que ha pasado este año?
—Lo malo de este año es el cierre de empresas que ha creado tanto paro. Todo el mundo se preocupa de los parados, pero hay que preguntarse si queremos que sigan los empresarios o no. Las cosas buenas del año son las empresas que tras dos años de crisis siguen abiertas. Y por supuesto que de momento tenemos salud y parece que, de momento, se han equivocado con lo de la gripe A.