El sol de este sábado salía por Quesada, donde tuve tiempo de reencontrarme con
Rafael y
José Luis, con
Miguel y
Josefina, y fenecía en Málaga, junto al cuerpo ya inerte de
Javier, uno de esos pocos gobernantes de Ciudadanos que justifican con su talante conciliador el ADN regeneracionista del proyecto que lideró
Albert Rivera, antes de sus ínfulas desmedidas de llegar a cualquier precio y de que abriera frustradamente puertas en el bufete de
Martínez Echevarría. Resulta difícil encontrar en la política andaluza actual, consejeros que concitaran mayor grado de aprobación sobre la gestión del día a día, aquí, en la provincia de Jaén, en una competencia tan sensible como la educación obligatoria entre concejales-delegados de área del PSOE. Puedo citar varios ejemplos. El diálogo fluido y el
buenrollismo que desplegó durante los tres últimos años el delegado
Antonio Sutil en sus visitas a municipios gobernados por los socialistas, entiendo, no es sino la consecuencia directa, traslación/extrapolación, de una política sensata que, pese a vientos y mareas involucionistas, transmitió,
suaviter in modo, fortiter in re, el malogrado
Javier Imbroda. Frente al acusado descenso de la natalidad y, por consiguiente, de la demanda de plazas, nunca hasta ahora Andalucía había tenido tantos profesores ni tan elevado presupuesto para Educación: reducción de la ratio, negociación desbloqueada en pos de la equiparación salarial de los docentes andaluces respecto a la media estatal (el empeño de
Imbroda al respecto se tradujo en el nombramiento, en febrero del año pasado, de uno de sus asesores, el andujareño
Pablo Quesada, como director general del Profesorado y Gestión de Recursos Humanos), acuerdo para la prejubilación de los profesores de la enseñanza concertada, negativa a formalizar conciertos de Bachillerato en centros privados, rechazo del pin parental, primer convenio colectivo para los profesores de Religión… Este primer lunes de abril, en que prosigue, segundo arreón de harina y mohína, la competida carrera por la escolarización entre públicos y concertados, iniciada en marzo, es justo reseñar la omnipresencia del espíritu, posibilista y avanzado, del bueno de
Imbroda.
XX Congreso Nacional del PP. El influjo de Jaén en el reducido núcleo duro de la nueva dirección que preside
Alberto Núñez Feijóo, pléyade de 7, 2 + 5, empieza y termina en
Juanele,
Juan Bravo Baena, flamante vicesecretario de Economía. Andalucía, además, como se avanzó en las primeras horas del cónclave sevillano, coloca en lugar preeminente, coordinador general, nexo entre la secretaría general y las vicesecretarías, al todopoderoso consejero de la Presidencia,
Elías Bendodo. Sobrevoló machaconamente en los prolegómenos la hipótesis de que el adelanto electoral en nuestra Comunidad tenía ya fecha fijada, revelable oficialmente después de la clausura, el 19 de junio. “
Sería una temeridad”, descartaba el entorno de
Moreno Bonilla, aunque también
Juanma y el propio interesado refutaban el cercano 21 de marzo la inclusión de
Bendodo en el
staff de
Génova 13 y miren, a la hora de la verdad, de la noche a la mañana, el giro que pueden dar los acontecimientos.
En las candidaturas de
Feijóo para el Comité Ejecutivo Nacional y para la Junta Directiva Nacional, 8 vocales andaluces, ninguno de Jaén. Esa es la realidad, por más que la imagen que se traslade a la opinión pública desde el equipo de
Érik Domínguez deba de girar en torno al éxito del PP-A, tanto en la organización del Congreso como en la incorporación de colaboradores destacados del barón territorial
Moreno Bonilla, subrayando el papel ascendente, meteórico, que jugará (seguirá jugando puesto que ya asumió con
Pablo Casado la responsabilidad de Empleo y Pensiones)
Juan Bravo en la cúpula del partido. Por eso, no hay que ser ningún lince para aventurar que, en términos de poder, en primera persona y, de aquí en adelante, mucho más, en Jaén, los amigos de sus amigos serán los mejores amigos de los que mandan en Madrid y Sevilla. Sol naciente, sol poniente. El nombre de
José Agustín González Romo, secretario general de Empleo y Trabajo Autónomo en una consejería naranja, se viene barajando como una opción plausible del PP a la alcaldía de Jaén. Vidas paralelas. Al igual que
Bravo Baena, llegó a Jaén como funcionario del Estado y estudió Derecho en la UJA, entablando una relación de amistad que ahora les permitiría enfundarse la misma camiseta y compartir la meta de recuperar la alcaldía capitalina. Cuando
Érik Domínguez, a preguntas recurrentes de los periodistas acerca del futuro electoral inmediato, confiesa que maneja dos posibles aspirantes a encabezar esa lista, ni que decir tiene que se está refiriendo, por este orden, 1 y 2, a
González Romo y Elena
González, su alter ego y secretaria general.
González &
González. Reconstruir una alternativa sólida de poder asentada en los vínculos de afecto y afinidad que construyó
Juanele durante su grata estancia en Jaén. Y en ese contexto, y desempeño, no pierdan de vista la excelente sintonía de
Bravo con alguien que conoce el Ayuntamiento como la palma de su mano:
Chema Álvarez Barrientos. Dos, delante, y el tercero, detrás. Al tiempo.