Las 23 empresas productoras agrupadas en la Asociación de Fabricantes de Mantecados de Estepa (Afames), que representa al 91% de las empresas locales y surten a todo el país, mantienen la previsión de producción que hicieron cuando en septiembre comenzó la campaña, que concluye en diciembre sin haber parado la maquinaria ni los fines de semana, según dijo a Efe su gerente, Manuel Salas.
Las empresas comprobarán en enero próximo si les devuelven o no la gama de productos que ya exhiben los supermercados en sus estantes, aunque mantienen el optimismo porque han comprobado que incluso en otras épocas de crisis no ha bajado su consumo, precisaron a Efe Marcos Galván, el gerente de La Estepeña, líder local, y Santiago Fernández, de La Colchona, la más antigua del pueblo.
Lo que sí han notado las empresas es que con la crisis han tenido ante sus instalaciones “colas” de gente buscando trabajo, un cambio radical de tendencia respecto al año pasado, cuando costaba encontrar empleados para la temporada del mantecado en la localidad, de 12.400 habitantes.
“Aún es pronto para conocer si la crisis económica tendrá alguna incidencia sobre nuestro sector, ya que hablamos de unos productos muy ajustados en la relación calidad y precio”, matiza Salas.
La producción de mantecados y dulces navideños da empleo directamente a 2.000 personas e indirectos a unas 350 en los sectores de las imprentas, el cartón o la distribución, el 35% de la población activa de Estepa, según datos del Ayuntamiento.
Salta a la vista la importancia de los polvorones y mantecados en Estepa, donde una treintena de locales ofertan sus exquisiteces en degustaciones gratuitas, e incluso el olfato se impregna del particular olor de almendra y canela tostada que desprenden las fábricas.
En el polígono Sierra Sur se agrupan la mayoría de las industrias y despachos del sector, donde se amontonan las cajas de dulces a la espera de que el público las compre en los próximos días.
La venta de mantecados funciona como negocio desde que en 1850 Micaela Ruiz Téllez, La Colchona, decidiera secar la harina para mezclarla con manteca de cerdo y azúcar y elaborar mantecados más duraderos, que no se estropearan, para que su marido los pudiera vender en la ruta comercial que cubría entre Estepa y Córdoba.
La Colchona sigue como firma comercial 158 años después, aunque es la única que permanece en el centro del pueblo, donde cundió este negocio hasta superar el centenar de obradores que hubo hace unos setenta años.
Sus métodos artesanales coexisten con otras fábricas que han invertido en maquinaria más moderna. Es el caso de la líder local, La Estepeña, que en su nave de 24.000 metros emplea a 260 personas para vender 3.500 toneladas.