Juan José Padilla cortó nueve orejas en la Plaza de Toros de El Pino
Fue en la corrida programada en honor la Patrona de Sanlúcar, la Virgen de la Caridad
Ganadería: Toros por orden de salida se lidiaron uno de Miura (devuelto por falta de fuerza y sustituido por otro de Salvador Domecq). En segundo lugar salió otro de Salvador Domecq, el tercero de Victorino Martín muy encastado, el cuarto de Fuenteimbro, el quinto de Torrestrella y el sexto de Gavira. En general bien presentados y de variado juego. Espada: Juan José Padilla, de grosella y oro. Estocada, oreja. Estocadas, dos orejas. Pinchazo y estocada baja, dos orejas. Estocada, dos orejas. Estocada, una oreja. Pinchazo y estocada, una oreja. Cuadrillas: Padilla compartió tercio de banderillas con dos de sus subalternos en el último en un brillante tercero. Incidencias: Media entrada. Padilla paseó las dos orejas del de Victorino acompañado de su hija. Al final del festejo salió por la Puerta Grande a hombros de sus subalternos.
Cumplió sobrado y con oficio el compromiso el jerezano Juan José Padilla en un mes de mucho ajetreo. El día antes toreó en Huesca y en la madrugada atravesó España para actuar en Beziers. Sin agobios el ciclón de Jerez dio una tarde completa tanto en los tercios de capote y también en muleta. Mató excepto al tercero y el sexto a todos de una estocada. El valor del torero se debe considerar como algo permanente, sereno, consciente, que no debe confundirse con la temeridad. Así estuvo Padilla en El Pino.
El primer toro que saltó a la arena con el hierro de Miura fue devuelto por manifiesta falta de fuerza,. Al público no le gustó y protestó. El animal dobló varias veces las manos antes de entrar en varas y el presidente, al que no le gustó, estuvo de acuerdo con el público y lo devolvió. Le sustituyó uno de Salvador Domecq, Cinqueño, que fue bueno con el capote, cumplió con un puyazo y tuvo recorrido en banderillas, donde Padilla se lució en tres pares. La faena de muleta iniciada en la Puerta Grande con pases por alto le siguió una serie de rechazos en redondo y otros tantos por el otro pitón, faltándole fuelle y quedándose corto en la embestida. Padilla, que venía con ganas, lo mató de estocada.
El segundo, del mismo del anterior de Salvador Domecq, fue un toro que embistió al capote con la cara alta, fajándose Padilla el lance al delantal y en un quite por faroles. También tomó una vara y se arrancó de largo en banderilla, volviendo a lucirse el jerezano en pares uno de ellos al cuarteo. Fue noble el animal por el lado derecho, aunque distraído y soso. La faena de muletas fue por el pitón más potable, sacándole series de derechazos muy despacito, varios de ellas mirando al tendido y entusiasmaNdo al personal. De nuevo, Juan José volvió a estar sobrado y muy entregado, cortando las dos orejas
TERRORÍFICO TORO DE VICTORINO
Había dejado Juan para el tercer lugar el hueso más duro de roer. Fue un toro de astifinas defensas veleto y playero, como la camarga del suroeste francés. Nada más que salir rompió tablas y le público a su vez lo hizo en aplausos. Padilla lo recibió con una larga cambiada. El de Victorino tomó dos puyazos. Encastado y con movilidad se dejó colocar tres pares, el último al violín. Tomó la muleta y brindó a los empresarios Carmelo y a Caba, así como a su apoderado Diego Robles. La faena tuvo emoción e intensidad, iniciada con tres ayudados por la izquierda. Siguió jugándole, aunque el animal protestaba en los muletazos por alto. Aunque pinchó antes de dejar una estocada algo baja el mérito lo tuvo por su afán y valor. El público solicitó las dos orejas, que el presidente concedió.
El cuarto fue un toro de Fuenteimbro, que tomó un puyazo apretando en varas. Volvió a colocar dos pares excelentes, uno al cuarteo también. Quiso darle variedad a la encerrona sacando una silla y muletas blancas. El de Fuenteimbro apretaba lo suyo por el derecho y Juan José muy valiente logró sacarle varios muletazos sentados. Luego se llevó el toro a los medios y muy despacito trenzó dos tandas por el lado derecho, aunque el animal miraba las tablas. Mató citando desde la silla que toda la faena permaneció en el ruedo, cortándole las
dos orejas.
En el quinto de Torrestrella, que remató espectacularmente en tablas y empujó en varas, Padilla invitó al sobresaliente José Caraballo, luciéndose este en un quite por chicuelinas. Los ánimos se encendieron en banderillas, igual que la luz eléctrica y en la muleta el animal encastado le faltó pelearse. Se vino abajo pero Padilla estuvo muy por encima. Volvió a cortar oreja. El último de Gavira estuvo a punto de echarle mano, al confiarse en unos adornos postreros ante una faena de poco brillo, ya que el toro bajo de casta se quedaba corto y bajo de casta. Apretó en varas pero con la cabeza. Invitó al segundo sobresaliente, Juan Repullo, a hacer un quite. Mantuvo la voluntad y las ganas que demostró desde el principio. Al final todos respiramos.
Cumplió sobrado y con oficio el compromiso el jerezano Juan José Padilla en un mes de mucho ajetreo. El día antes toreó en Huesca y en la madrugada atravesó España para actuar en Beziers. Sin agobios el ciclón de Jerez dio una tarde completa tanto en los tercios de capote y también en muleta. Mató excepto al tercero y el sexto a todos de una estocada. El valor del torero se debe considerar como algo permanente, sereno, consciente, que no debe confundirse con la temeridad. Así estuvo Padilla en El Pino.
El primer toro que saltó a la arena con el hierro de Miura fue devuelto por manifiesta falta de fuerza,. Al público no le gustó y protestó. El animal dobló varias veces las manos antes de entrar en varas y el presidente, al que no le gustó, estuvo de acuerdo con el público y lo devolvió. Le sustituyó uno de Salvador Domecq, Cinqueño, que fue bueno con el capote, cumplió con un puyazo y tuvo recorrido en banderillas, donde Padilla se lució en tres pares. La faena de muleta iniciada en la Puerta Grande con pases por alto le siguió una serie de rechazos en redondo y otros tantos por el otro pitón, faltándole fuelle y quedándose corto en la embestida. Padilla, que venía con ganas, lo mató de estocada.
El segundo, del mismo del anterior de Salvador Domecq, fue un toro que embistió al capote con la cara alta, fajándose Padilla el lance al delantal y en un quite por faroles. También tomó una vara y se arrancó de largo en banderilla, volviendo a lucirse el jerezano en pares uno de ellos al cuarteo. Fue noble el animal por el lado derecho, aunque distraído y soso. La faena de muletas fue por el pitón más potable, sacándole series de derechazos muy despacito, varios de ellas mirando al tendido y entusiasmaNdo al personal. De nuevo, Juan José volvió a estar sobrado y muy entregado, cortando las dos orejas
TERRORÍFICO TORO DE VICTORINO
Había dejado Juan para el tercer lugar el hueso más duro de roer. Fue un toro de astifinas defensas veleto y playero, como la camarga del suroeste francés. Nada más que salir rompió tablas y le público a su vez lo hizo en aplausos. Padilla lo recibió con una larga cambiada. El de Victorino tomó dos puyazos. Encastado y con movilidad se dejó colocar tres pares, el último al violín. Tomó la muleta y brindó a los empresarios Carmelo y a Caba, así como a su apoderado Diego Robles. La faena tuvo emoción e intensidad, iniciada con tres ayudados por la izquierda. Siguió jugándole, aunque el animal protestaba en los muletazos por alto. Aunque pinchó antes de dejar una estocada algo baja el mérito lo tuvo por su afán y valor. El público solicitó las dos orejas, que el presidente concedió.
El cuarto fue un toro de Fuenteimbro, que tomó un puyazo apretando en varas. Volvió a colocar dos pares excelentes, uno al cuarteo también. Quiso darle variedad a la encerrona sacando una silla y muletas blancas. El de Fuenteimbro apretaba lo suyo por el derecho y Juan José muy valiente logró sacarle varios muletazos sentados. Luego se llevó el toro a los medios y muy despacito trenzó dos tandas por el lado derecho, aunque el animal miraba las tablas. Mató citando desde la silla que toda la faena permaneció en el ruedo, cortándole las
dos orejas.
En el quinto de Torrestrella, que remató espectacularmente en tablas y empujó en varas, Padilla invitó al sobresaliente José Caraballo, luciéndose este en un quite por chicuelinas. Los ánimos se encendieron en banderillas, igual que la luz eléctrica y en la muleta el animal encastado le faltó pelearse. Se vino abajo pero Padilla estuvo muy por encima. Volvió a cortar oreja. El último de Gavira estuvo a punto de echarle mano, al confiarse en unos adornos postreros ante una faena de poco brillo, ya que el toro bajo de casta se quedaba corto y bajo de casta. Apretó en varas pero con la cabeza. Invitó al segundo sobresaliente, Juan Repullo, a hacer un quite. Mantuvo la voluntad y las ganas que demostró desde el principio. Al final todos respiramos.
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