bob Esponja es uno de los grandes fenómenos de animación de los últimos años. En España ha comenzado a arrasar desde el apagón analógico, cuando el TDT se ha hecho obligatorio en todos los hogares y el Clan TV y el Canal Disney se han apoderado de las pantallas de aquellos hogares dominados por los locos bajitos. Dicen que buena parte de su progresivo ascenso en el share a diario se debe a las simpatías que el personaje y su serie han despertado en el público adulto, que ha apreciado determinados atrevimientos en los registros de los personajes principales. Sin embargo, a estas alturas seguimos echando en falta algún tipo de estudio -de esos que se financian con arcas públicas sin tener en cuenta su debido interés- que establezca algún paralelismo entre el éxito de estos horripilantes dibujos y la forma de gritar que tienen cuando conversan entre ellos; es más, si esa forma de gritar tiene que ver con la modificación de la conducta de los niños de hoy en día.