Dicho lo cual, me sorprende enormemente que con la de días que tiene un año a este Gobierno solo se le ocurra decretar reformas contra un colectivo tan polémico como es el citado la tarde antes de que se inicie el puente más fructífero para nuestros cielos de todo el año. Una de dos, o han sido muy torpes no midiendo las consecuencias o han sido exactamente lo contrario, muy listos, provocando una situación, decretando estado de alarma con sensaciones de golpe de autoridad y, sobre todo, desviando hacia ellos la atención nacional que hasta ese momento se centraba en la última reforma laboral y el consiguiente recorte en materias como desempleados de larga duración. Porque parte de la crisis hoy la tienen los controladores aéreos y hasta Horeca se plantea demandarles por los perjuicios económicos que han sufrido nuestros hoteles.
No puedo creerme que mi gobierno actúe con tan sibilina maldad, pero la primera opción me deja aún más inquieto. Porque de la segunda pensaré que son canallas pero listos, que siempre es preferible, aunque sea por poco, a ser tontos de remate. No lo sabremos nunca, como tantas otras cosas, solo nos quedará una sensación nacional de desasosiego ante el perjuicio económico que han sufrido los de siempre, y una internacional de aquellos que opinan, y la lista crece, que con España las cosas siempre son muy difíciles. ¿Controlados? Desde luego siempre ha habido expertos en manejar la opinión pública y los tiempos que corren son propicios para medir la altura de los estrategas del pensamiento.