...Lanzo un ruego para que, de una puñetera vez, se preste la atención y ayuda que merece el equipo de nuestra localidad
No es el del gol de Iniesta, pues no había ningún título en disputa, ni tampoco se jugaba algún ascenso o descenso de categoría, pero en mi mente pervivirá por los siglos de los siglos como el partido más especial que pude disfrutar.
Se jugó en la década de los 80, en un campo con muy poco tiempo de vida. En el césped, los equipos Barbate C.F. y Cádiz C.F. se preparaban para la temporada que estaba a punto de comenzar. En las gradas estaba yo, ralito perdío, porque ese día me acompañaba mi héroe, mi ídolo, mi padre. Fue la única vez que fuimos juntos a un campo de fútbol, ya que, debido a su estado de salud, no podía prodigarse en ese tipo de eventos. El resultado, como canta con simpatía la afición cadista, nos daba igual.
Pero tengo más recuerdos relacionados con ese enfrentamiento. Por ejemplo, cuando, otra noche de verano, mi amigo Manuel Domínguez se lució volviendo loca a la defensa amarilla. Tampoco puedo olvidar otro partido, esta vez de liga, que se jugó en el estadio Ramón de Carranza, donde el filial del Cádiz recibía al equipo barbateño. El resultado fue espectacular, ya que el Barbate ganó 3-4.
Aquella noche fue especialmente gloriosa para el delantero Rossi, que marcó los cuatro goles de su equipo.
Y así, cada verano, los aficionados del pueblo teníamos la oportunidad de ver jugadores de élite como Juan José, Carmelo, Pepe Mejías, Dertycia, Kiko o Mágico González, entre otros. Era, por lo tanto, una cita obligada para cualquier aficionado a este deporte.
Y digo era con mucha tristeza, porque ya eso no se puede repetir, puesto que, rizando el rizo de lo absurdo, para ver este partido hay que desplazarse 30 kilómetros.
Con los motivos de esta esperpéntica situación se podría hacer una alineación completa; ineptitud, indiferencia, pereza, desinterés, desidia, etc.
Mientras tanto, los jugadores, el cuerpo técnico y la junta directiva hacen su trabajo a la perfección, al haber conseguido el ascenso de categoría, lo que tiene un mérito enorme debido a que subsisten en condiciones precarias y gracias a la labor de unos cuantos barbateños que no se cansan de trabajar por el club.
Parece mentira que, con una escuela (magistralmente dirigida) que ha aportado recientemente futbolistas para la selección nacional, se puedan dar este tipo de situaciones. Y así seguimos desde hace unos años, convirtiendo cada temporada en un auténtico ejercicio de supervivencia.
A quién proceda, desde esta columna de opinión, lanzo un ruego para que, de una puñetera vez, se preste la atención y ayuda que merece el equipo de nuestra localidad. Que pena da que Barbate esté en boca de todos por sus éxitos deportivos, conseguidos sin la ayuda de quién debe ayudar.