Una subida de impuestos, de la que nada más se precisó en el pleno, la supresión de bonificaciones fiscales o la subida de tasas por servicios públicos, como los de Cultura o Deportes, serán algunas de las más directas consecuencias de este plan. Pero el equipo de Gobierno retomó la idea de vender patrimonio municipal para hacer frente a este nuevo préstamo, así como al proyecto de reunificar los patronatos municipales en uno sólo, así como la reducción en fiestas.
“El Gobierno ahoga con esta imposición a los Ayuntamientos. Lo sufrirán los ciudadanos y, esperemos que no lo tengan que sufrir los propios trabajadores municipales”, defendió la portavoz del grupo municipal socialista, María Teresa Valdenebro, para argumentar el voto contrario de la formación. “Se ataca con este plan directamente a los municipios, que se quedan sin capacidad de decisión, y se beneficia a los bancos con el interés del préstamo”, criticó por su parte Rafael Ruiz, el portavoz de Izquierda Unida. La alcaldesa aseguró que “a nadie le gusta gobernar así”.