Me encanta Olvídate de mí, una película protagonizada en 2004 por Jim Carrey y Kate Winslet, cuyo título original es Eternal Sunshine of the Spotless Mind. A pesar de que la traducción suena a comedia barata, es una película de amor diferente y brillante. De hecho, seguramente sea mi película sobre amor favorita. Entre otras cosas, obtuvo un Oscar en la categoría de mejor guión original.
La historia de Olvídate de mí nos presenta una tecnología que elimina recuerdos de forma selectiva. No es una tecnología que conozca todo el mundo o que se use de forma cotidiana para eliminar cualquier recuerdo molesto; la única y desconocida clínica que aborda este curioso proceso se ha especializado en la eliminación de personas de la memoria de los clientes.
Los afectados por malos recuerdos que acuden a la clínica de Olvídate de mí buscan borrar a seres queridos que han fallecido o, que es lo que nos importa, relaciones que no se han conseguido superar. Es el caso de los protagonistas, Joel y Clementine, que tratan de borrarse mutuamente en un guión que da saltos de forma brillante para confundir al espectador.
Sin entrar a desvelar el final de esta excelente cinta, sí diré que dependiendo de quién la vea y el momento de su vida en la que la vea, opinará que el final de Olvídate de mí es esperanzador o deprimente.
También habrá quienes, dependiendo de su forma de ser, coincidan con los protagonistas en que borrarían a determinadas personas; otros, en cambio, serán de la opinión de que lo mejor que puede hacer uno en la vida es enfrentarse a sus demonios, mirarles a la cara y superarlos, para afrontar lo siguiente que venga con mayor fortaleza y sin caer en los mismos errores.
En cualquier caso, esta película da pie para criticar a Facebook por algo que no nos permite hacer y que no es otra cosa que eliminar los vestigios de un ex amante de nuestra vida dentro de la red social.
Facebook nos anima a contar en nuestra biografía nuevas relaciones, incluso cuando una termina. También nos permite bloquear a alguien que nos molesta para que no pueda enviarnos mensajes, eliminar a quien ya no queremos entre nuestros contactos o también ocultar sus nuevas publicaciones en el muro. Sin embargo, no nos permite borrar toda aparición en nuestra pantalla de una determinada persona con la que no queremos encontrarnos sin previo aviso.
A título personal, no me sometería a ese "formateo" de la memoria que propone Olvídate de mí. Prefiero amar, perder, encajar y seguir adelante. No obstante, es cierto que la mejor estrategia para asumir la pérdida de alguien no es precisamente que Facebook muestre fotografías de esa persona a la que se quiere olvidar.
Esto viene a cuento de San Valentín y de aplicaciones que persiguen, precisamente, este objetivo, como KillSwitch, de la que hablan en El Mundo. Es decir, que no es una idea nueva en la que no ha pensado nadie; sí se ha pensado en ello y algunos servicios lo facilitan de forma no oficial, pidiendo acceso a nuestro perfil.
Entiendo que para la red social añadir herramientas que cortan lazos va en contra del que es, precisamente, su objetivo: que aumenten los contactos y las relaciones entre ellos. Sin embargo, la opción "eliminar cualquier notificación, fotografía o mensaje enviado por fulanit@ o en el que fulanit@ haya sido etiquetado" sería bien recibida por más de un usuario. ¡Déjanos pasar página, Facebook!