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Jueves 09/05/2024
 

¿Controversias esclarecedoras?

El día 10 de este mes atento a la pequeña pantalla estuve viendo y oyendo todo lo que se decía en el Congreso de los Diputados...

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El día 10 de este mes atento a la pequeña pantalla estuve viendo y oyendo todo lo que se decía en el Congreso de los Diputados, pero alejado de las influencias políticas que pudiera tener a favor o encontrada de determinados partidos relacionados con la situación económica tan crítica por la que en España estamos pasando.

Y estuvo, como siempre, el señor Rodríguez Zapatero en esa postura suya tan optimista y algunas veces queriendo justificar lo injustificable, pero como persona de recursos intentó zafarse de todo aquello que se le acusaba de una manera directa, teniendo yo como referencia más reciente en lo que habló en Tengo una pregunta para usted, que ya más o menos estaba previsto por sus muchos asesores y consejeros lo que le podían preguntar, hasta que llegó lo del aborto, pregunta hecha por un sacerdote y también en lo referente a la venta de armas a países poco desarrollados.

Pero ahora, atacándole desde todos los partidos políticos, las cosas estuvieron peor que otras veces, y el señor Rajoy más acertado en su especie de alocución, lo mismo que el resto de los partidos políticos y coaliciones, ya que todos iban a la misma cuestión, la enorme crisis económica que estamos padeciendo, que se espera que se agrave durante el año 2009 y 2010 y el escalofriante número de parados que se van produciendo día a día, por cierre de comercios, pequeñas empresas y reducción de personal en las de mayores importancias.
Pero la más acertada y contundente de todos los participantes fue, sin duda alguna, Rosa Díez, diputada por el partido de Unión, Progreso y Democracia, serena y desafiante, sabiendo que en su corta intervención no tenía que desperdiciar ni un solo segundo, que después de plantear la situación tan grave por la que estamos pasando, le dijese a Zapatero, con voz serena, que convocase un pacto entre todos los partidos políticos, sociales y económicos o convocase elecciones generales.

Todo resultó bastante interesante, y como es natural, y para eso está la oposición, Mariano Rajoy aprovechaba la ocasión para echarle en cara todas las deficiencias anteriores sufrida por los españoles, que se produjeron con fines electoralistas reprochándole después que con tantos enredos no pudiese salir de su propia trampa.
Pero el señor Zapatero, siguiendo una estudiada forma de conducta, sonreía entre sorprendido e irónico, ya que él tiene unos propósitos aceptados yendo siempre hacia lo mismo, contestar a lo que le interesa o irse por las ramas hacia otros detalles, explicando lo de las garantías de las prestaciones por desempleo, con estas palabras: “El primer compromiso, al ser el más urgente, es el de mantener e incrementar la cobertura de la prestación por desempleo, sea cual sea el número de parados que alcancemos. Es una reclamación de los sindicatos que el Gobierno hace suya por razones de justicia y rentabilidad social y económica”.

Pero el señor Rajoy, que fue a mi juicio el que más acertado estuvo, impactó en el ánimo del señor Zapatero al preguntarle: “¿Cuáles de sus milagrosas medidas han dado resultado, por pequeñas que sean, en términos de creación de empleo? Ninguna”, le dijo con rotundidad.

Y como español espero que después de las intervenciones de los partidos políticos las cosas tomen otro rumbo más acertado, porque la realidad es que estamos en España cada vez en peores situaciones, y según los expertos vamos a sufrirlo durante cierto tiempo, notándose ya en las ciudades cómo algunos de los comercios de dos o tres empleados se van cerrando al no vender los suficiente para mantener el pago del local, contribución, sueldo de los empleados y otros gastos.

Y lo que no se le debe olvidar al presidente del Gobierno es que las cifras del paro suben cada día, y tampoco que de los tres millones trescientos mil parados de ahora, son ya un millón cuatrocientos mil a los que se les acabó o está acabando el subsidio de desempleo, y eso se quiera o no resulta demasiado difícil para ellos.

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