El grifo del crédito

Publicado: 24/06/2013
La fuerte presión que está llevando a efecto el gobierno urgiendo   a las entidades  financieras a reabrir el grifo del crédito,  parece estar calando en los planes estratégicos comerciales de ciertas entidades.  Por el momento,  estos indicios se concretan en el acuerdo pactado  entre el Gobierno y las entidades financieras por el que la banca española deberá aumentar durante este ejercicio en 10.000 millones de euros el saldo de nuevas operaciones de financiación  a empresas para préstamos de una cuantía inferior a un millón de euros, por las facilidades ya conocidas del BEI con el complemento de sociedades de reafianzamiento,  y por la disposición  del  ICO para aperturar  líneas de crédito concretas, en diversas modalidades, dirigidas a las Pymes hasta un montante de 22.000 millones de euros. Estas   iniciativas  parecen marcar el punto de inflexión de un posicionamiento que relegaba claramente los objetivos de inversión de  las redes comerciales más bien inducidas a centrar sus esfuerzos en conseguir recursos y minorar  el ratio de morosidad de los  deudores. Como he repetido en diversas ocasiones,  la recuperación de esta crisis necesita retormar   la versión normalizada del flujo crediticio. Ahora bien, las alusiones de las entidades financieras en relación a que la demanda actual no alcanza el grado de solvencia necesario para asegurar  que las nuevas  facilidades crediticias no desemboquen en la “cloaca” de la morosidad, son más que plausibles sobre todo  si tenemos en cuenta que los últimos datos conocidos alcanzan ya niveles en  torno al 11% con tendencia progresiva, después de haber traspasado 20.000 millones de euros al banco malo.  Por otro lado, es preciso recordar que  recientemente hemos conocido que en los balances bancarios figura  un montante, cifrado en 200.000 millones de euros de préstamos y créditos  que han debido ser refinanciados para evitar su contabilización en  morosos, los cuales solo están provisionados en torno al 19%.  Si a esto añadimos  que la directiva de Basilea III exige mayores niveles de capital básico que debe dotarse en los  próximos ejercicios,   que el programa de provisiones  varias, derivadas de diversos aspectos, detrae considerables niveles de  recursos y liquidez, y  que se  deberá ultimar la reforma del sector, concretaremos que las posibilidades de  normalizar el flujo crediticio resultan, cuando menos, bastantes limitadas.


Para mayor abundancia, el excesivo  endeudamiento que arrastran sectores fundamentales  como las economías familiares y las Pymes, cifrado en más  de 2  billones  de euros, a pesar de la significativa reducción contabilizada en los últimos  años,  limita,  aún mas,  las posibilidades de una nueva ofensiva crediticia , sobre todo porque actualmente buena parte de los potenciales solicitantes carecen, en mi criterio, de  los perfiles  indispensables para arrastrar nuevos apalancamientos  sin problemas de impago, y porque la atonía del consumo no es compensada suficientemente por la mejora del comercio exterior, desanimando  los propósitos  de ampliaciones o nuevos proyectos empresariales solventes. No obstante los indicios comentados invitan a conceder  un margen  de certidumbre en las posibilidades de una  futura reversión del flujo crediticio.

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