Una fila de coches que se extiende más allá del horizonte y centenares de personas con bidones y en hilera esperan, durante horas, poder cargar gasolina en una estación de servicio y proseguir con su jornada.
Una escena poco común en un país productor como México, pero frecuente en Oaxaca capital desde el pasado lunes, cuando maestros en huelga bloquearon un centro de distribución de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Santa María del Tule, cerca de la ciudad, y una refinería en el puerto de Salina Cruz.
Un contexto de desabastecimiento, falsos rumores y encontronazos entre conductores, propietarios de estaciones y profesores que amenaza con resquebrajar del todo la débil paz social previa a los comicios del 7 de junio de este sureño estado.
"La sociedad está enojada, el martes en otra gasolinera los conductores querían golpear a los operadores (trabajadores) y no es así. Hay mucha confusión por parte de todos", dijo a Efe Francisco Daniel.
Este propietario de una tienda de uniformes esperaba frente a una estación en la que algunos empleados se entretenían pintando las flechas de señalización del asfalto y donde colgaba el rótulo de "Fuera de servicio".
La gasolinera lleva cerrada desde el lunes, lo que ha ocasionado pérdidas de 1,4 millones de pesos (89.000 dólares) y una reducción temporal de plantilla, contó a Efe su administrador, Reynaldo Jiménez.
Sin embargo, Francisco Daniel no pensaba moverse; leyó en redes sociales y en medios locales que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) acordó la salida de ocho camiones cisterna para abastecer algunas gasolineras.
Esto nunca ocurrió porque la Secretaría de Gobernación no permitió el acuerdo entre el sindicato y Pemex, según la versión de los propios maestros, que desde el lunes han dejado sin clase a 1,3 millones de estudiantes en Oaxaca y piden la derogación de la reforma educativa de 2013 y el boicot a la "farsa" electoral.
A unos kilómetros de distancia, en otra estación de servicio, esta sí abierta, se asomaba el caos.
Había centenares de coches en dos filas y gente con varios bidones y poca paciencia haciendo cola para reponer combustible.
"Quiero saber por qué el Gobierno no hace nada en esta situación. ¿Siempre vamos a estar a lo que dicen los maestros? ¿Y entonces, el pueblo no cuenta o qué?", señaló a Efe Mary Carmen.
Tras cinco horas de cola, esta ama de casa con un enfermo en casa que debe trasladar a centros hospitalarios periódicamente se vio obligada a repetirla porque esperaba un bidón que no llegó a tiempo.
Su enfado era comparable al de muchos de los usuarios.
Algunos incluso incrementaron la tensión al enzarzarse en disputas sobre el orden de llegada bajo el temor de que el combustible, racionado ya a unos 10 litros por conductor, se acabara.
¿El principal miedo? No poder trabajar en este estado, uno de los más pobres del país, donde cada peso cuenta.
El taxista Manuel Hernández, del servicio terrestre del aeropuerto de Oaxaca, aseguró a Efe que sus compañeros andaban en reserva y que, de no lograr más combustible, deberían "paralizar" sus operaciones.
"He perdido entre 400 y 500 pesos (25 y 32 dólares) en estos días. Son muchos servicios", agregó otro taxista, Miguel Ángel, tras acumular horas muertas frente a un surtidor.
Resignado, el conductor acusó a los maestros de "hacer pelear a muchas personas" con sus acciones y explicó que no irá a votar por falta de "chance" (oportunidades). "Estaré trabajando", resumió.
El boicot electoral es la principal medida de presión de la CNTE en este estado y, de hecho, el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) de México, Lorenzo Córdova, admitió el jueves que puede que no lleguen a instalarse las 5.042 casillas (mesas de votación) en el estado para los comicios federales de este domingo.
En respuesta, la Secretaría de Gobernación anunció el despliegue miembros del Ejército, de la Marina y de la Policía Federal, sobre todo en el sur-sureste del país y en el estado de Oaxaca.
A la espera de nuevas acciones que hagan circular el preciado combustible, en Oaxaca continúan las tensiones y, como en toda situación caótica, quien hace su agosto con el contrabando.
"Se habla de pipas (camiones cisterna) 'piratonas' (ilegales) que venden a 25-30 pesos (1,59 y 1,90 dólares) el litro de gasolina, cuando normalmente está en 13,57 pesos (0,86 dólares)", contó a Efe el taxista Luis Alfonso.
