Juan del Río deja una diócesis "joven" que mira al futuro "con esperanza"
El arzobispo castrense se despidió de Asidonia-Jerez en el transcurso de una eucaristía que concelebró junto al obispo de Cádiz-Ceuta, Antonio Ceballos
En la eucaristía estuvieron presentes familiares de monseñor Del Río, así como los alcaldes de los principales municipios de Asidonia-Jerez. Entre ellos se encontraba la primera autoridad municipal, Pilar Sánchez; así como los regidores de El Puerto, Enrique Moresco; Arcos, Josefa Caro; o Rota, Lorenzo Sánchez.
Del Río, que contó en la concelebración con monseñor Antonio Ceballos Atienza, obispo de Cádiz-Ceuta, fue también acompañado en el presbiterio de la Santa Iglesia Catedral por los miembros de su Curia y los sacerdotes diocesanos que han vertebrado su pastoreo en las parroquias y su gobierno por medio de las distintas responsabilidades diocesanas delegadas.
En su homilía, el arzobispo castrense confesó que el Señor ha sido “bueno” con él, ya que le concedió “una heredad hermosa, que sois cada uno de vosotros: hermanos sacerdotes, diáconos, misioneros, religiosos, religiosas, padres de familia, educadores cristianos y fieles en general esparcidos por la geografía diocesana, desde la Sierra a la Costa pasando por La Campiña”.
“Jerez será como un tatuaje en mi corazón”, señaló antes de “partir el pan de la Palabra” con sus reflexiones tras el Evangelio de este día de la Ascensión del Señor: “Éste es también mi último deseo para toda la Diócesis: enamoraos apasionadamente de Cristo y de su Iglesia, comunicadlo con alegría a todos, y estad siempre seguros que lo mejor que podemos hacer por esta sociedad de la increencia y de la desesperanza es dar la vida por Jesucristo y su Evangelio”.
Juan del Río pidió “fidelidad con el Papa y el obispo”, para a continuación asegurar haber servido a la diócesis “con entrega y gozo espiritual no exento de algún sufrimiento”. “Si en algunas ocasiones no lo he logrado, por debilidades o pecados propios, pido humildemente perdón a aquellas personas que haya podido escandalizar, defraudar u ofender”, añadió.
Los frutos de nueve años
En el balance de su episcopado, Del Río destacó que “las obras de estos años que permanecen no son las piedras ni los edificios o instituciones creadas o potenciadas”. “Sois todos y cada uno de vosotros, que habéis escrito la gran carta de Cristo (2 Cor. 3,3) en la vida de este obispo”, explicó.
Así, hizo referencia a las diversas realidades pastorales, espirituales y apostólicas de la Diócesis: “Dejo una Iglesia joven, con rañices cristianas muy antiguas, que, sin complejos ante las modas sociales, mira al futuro con esperanza”. Monseñor Del Río tuvo un recuerdo para los monasterios de clausura, los sacerdotes y diáconos, los matrimonio y familias cristianas, los educadores cristianos y profesores de religión. “Asidonia-Jerez es una Iglesia que sabe que en su seno hay mucha vida de santidad”, apostilló. Así, se refirió a los voluntarios de Cáritas, Manos Unidas y otras instancias y a las hermandades y cofradías, que son el “pabilo de fe vacilante de la fe cristiana enmedio de una sociedad secularizada”.
Tampoco faltó su recuerdo al Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense, “donde los seglares encuentran un ámbito para crecer en la madurez de Cristo”, o al Instituto Teológico San Juan de Ávila.
Agradecimiento institucional
En su última homilía como pastor diocesano, y ante diversas autoridades municipales presentes en la celebración, tuvo palabras de gratitud para las esferas públicas: “Desde el respeto y la independencia de las instituciones, la Iglesia de Asidonia-Jerez ha colaborado con ayuntamientos y colectivos sociales en favor del bien común de nuestro pueblo”, señaló, recordando el lema de su episcopado: “Opus iustitiae pax” (la paz es fruto de la justicia).
Del Río agradeció a los periodistas “la estima y ayuda” que le han prestado. Del mismo modo mostró su gratitud “a todos los benefactores de esta comunidad diocesana que, con su generosidad, han hecho posible muchas de las realidades pastorales”.
El arzobispo castrense finalizó su intervención pidiendo la intercesión de los patronos de la diócesis, San Juan Grande y la Virgen Inmaculada, “para que nos haga la merced de crecer cada día más en la fe de Jesucristo, de caminar en esperanza y de ser reconocidos por la caridad hacia los más pobres y desvalidos”.
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