La Hermandad de El Rocío ya se encuentra de vuelta en casa
Los hermanos han disfrutado de una romería intensa y llena de emoción
Un año más la Hermandad moguereña, presidida por Manolo Morales, ha vuelto a dar ejemplo de su solera y singularidad durante la presentación de las filiales. Cada año son más los romeros que presencian la especial reverencia de los bueyes que portan el Simpecado de Moguer ante la Blanca Paloma, bajo la que se arrodillan como gesto de devoción de todo un pueblo que lleva peregrinando a la aldea almonteña desde hace siglos.
Uno de los momentos más esperados y de emoción desbordada para la familia rociera moguereña se vivió a mediodía del lunes, cuando la Virgen, durante la multitudinaria procesión por el real, visitó la casa hermandad de Moguer, situada a escasos metros de la ermita.
En este privilegiado enclave, con las marismas de fondo, fueron muchos los moguereños y visitantes que se reunieron para cantar y ovacionar a la Virgen, que mecida por sus costaleros, recibió un año más el cariño y la devoción de los emocionados rocieros.
Los moguereños, con la alegría de lo vivido y la añoranza de lo que se va, emprendieron el camino de vuelta el martes por la mañana. Tras hacer noche en Pino Gordo y atravesar parajes de indescriptible belleza que quedarán en el recuerdo de los cientos de romeros que peregrinan con la Hermandad, entre ellos muchos hermanos de la Asociación Pro-Hermandad de Barajas, los primeros caballistas arribaron al pueblo por la calle Venida de la Virgen pasadas las 20.30 horas, ante la mirada de cientos de vecinos que se echaron a la calle un año más para dar la bienvenida a los peregrinos.
En esta edición hay que destacar el gran número de moguereños y foráneos que han realizado el camino con la Filial, un camino que ha sido especialmente complicado por las altas temperaturas y por el viento de levante que ha estado presente durante las dos jornadas, pero que no ha impedido que Moguer cumpliese con su centenaria cita ante la Reina de las Marismas, dando ejemplo de nuevo de prestancia, solera y buen hacer rociero.
Uno de los momentos más esperados y de emoción desbordada para la familia rociera moguereña se vivió a mediodía del lunes, cuando la Virgen, durante la multitudinaria procesión por el real, visitó la casa hermandad de Moguer, situada a escasos metros de la ermita.
En este privilegiado enclave, con las marismas de fondo, fueron muchos los moguereños y visitantes que se reunieron para cantar y ovacionar a la Virgen, que mecida por sus costaleros, recibió un año más el cariño y la devoción de los emocionados rocieros.
Los moguereños, con la alegría de lo vivido y la añoranza de lo que se va, emprendieron el camino de vuelta el martes por la mañana. Tras hacer noche en Pino Gordo y atravesar parajes de indescriptible belleza que quedarán en el recuerdo de los cientos de romeros que peregrinan con la Hermandad, entre ellos muchos hermanos de la Asociación Pro-Hermandad de Barajas, los primeros caballistas arribaron al pueblo por la calle Venida de la Virgen pasadas las 20.30 horas, ante la mirada de cientos de vecinos que se echaron a la calle un año más para dar la bienvenida a los peregrinos.
En esta edición hay que destacar el gran número de moguereños y foráneos que han realizado el camino con la Filial, un camino que ha sido especialmente complicado por las altas temperaturas y por el viento de levante que ha estado presente durante las dos jornadas, pero que no ha impedido que Moguer cumpliese con su centenaria cita ante la Reina de las Marismas, dando ejemplo de nuevo de prestancia, solera y buen hacer rociero.
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