- ¿A usted le gustan los niños?
- Sí, sí, yo como de todo.
Los que comen de todo son los niños, sobre todo en los colegios. Hemos podido leer en la prensa que se está quitando el panga de los comedores de los colegios. Solamente en algunos colegios. Las autoridades aseguran ahora que ya los niños de esos centros comerán otros pescados, pero de panga nati mistrati. Como ya no sabemos lo que comemos por esta boca, cualquier día nos cosen los labios para que, además de no decir tonterías, evitemos coger una mala infección. Y no es porque la podamos coger, sino por lo caro que le puede salir el tema a la Inseguridad Social.
En fin, que los locos nos hemos reunido en el patio a ver qué es eso del panga y a analizar si aquí en el manicomio nos están dando liebre por gato (me extraña) o al revés. Hemos tenido una fuerte discusión, porque esta gente está loca y no sabe ni dónde está de pie. Pregunté quién sabía lo que es el panga. Unos contestaron que el tanga es eso que se ponen las mujeres por las partes bajas, otros que una ganga es lo que ya no hay ni se le espera y la mayoría afirma que manga todo el que puede; y por fin hay quien dice que el único que no tiene manga es el chaleco, pero eso de panga…
Al final les he tenido que dar una lección magistral, por lo que creo que pronto me soltarán, si antes no le abro la cabeza a alguno de un silletazo por no atender. Como aquí en Andalucía nos comemos todo lo que se pone por delante, también nos hemos comido parte de una palabra. El nombre científico completo del pescado de marras es Pangasius hypophthalmus (perdón por la picardía). Es una especie de pez de agua dulce que puede medir hasta un metro y medio y pesar unos 40 kilos. El muchacho no es delicado para comer. Tiene una aleta dorsal parecida a la de un tiburón y es una especie que se cría y produce de manera intensiva en países como Vietnam y Tailandia, donde por cierto se le conoce por pez gato y por eso no queremos que nos den gato por liebre o al revés.
Y yo sé tantas cosas del panga, porque el otro día vi por casualidad un reportaje que echaron en televisión sobre el bicho. Lo estaban cocinando en una casapuerta en Tailandia y me tiré a continuación cuatro días sin comer después de devolver lo que había comido ese nefasto día. Diversas asociaciones de padres han conseguido que la Junta se ponga algunas pilas en este tema. Por lo que yo sé, este pescado se cría en el río Mekong, en el que se vierten sin control alguno los residuos contaminantes de Birmania, China, Vietnam…
Donde están los criaderos de estos peces, allí van a parar residuos de mercurio, de arsénico y de otros metales pesados. Con todo el pescaíto bueno que tenemos aquí, usted se preguntará por qué se trae esta porquería aquí. Yo se lo diré. Porque es mucho más barato. Si los padres no saltan, ponen de panga a nuestros hijos y nietos que para qué les voy a contar. Y todo a pesar de que en 2011 se publicara la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que aseguraba que “las autoridades competentes velarán para que las comidas servidas en escuelas infantiles y centros escolares sean variadas, equilibradas y estén adaptadas a las necesidades nutricionales de cada grupo de edad. Serán supervisadas por profesionales con formación acreditada en nutrición humana y dietética”. Bonitas e inútiles palabras.
Nuestras autoridades tienen menos iniciativa que un caballo de cartón. De todas formas los locos me han dado las gracias por tantas explicaciones, pero para mí que no se han enterado de nada. Seguramente en su niñez se hartaron de panga y ya están tocados del ala para los restos.