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La salita de Moy

El Rocío de las putas, los borrachos y los maricones

Un idealizado titular que hoy ronda por las mentes de esas personas perturbadas, por no decir aburridas, que desde ya celebran sus vanidosos días...

Publicado: 15/05/2018 ·
20:25
· Actualizado: 15/05/2018 · 20:26
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  • Rocieros por los caminos. -
Autor

Moisés Ruz

Moisés Ruz es un periodista sevillano. Redactor de Viva Sevilla y presentador en 7 Televisión

La salita de Moy

La Salita de Moy es un lugar de encuentro entre los sevillanos y sus cosas. Tradiciones, cultura, sociedad y mucha, mucha claridad

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Las hermandades rocieras echan a andar y los caminos comienzan a llenarse de “borrachos, putas y maricones”. Un idealizado titular que hoy ronda por las mentes de esas personas perturbadas, por no decir aburridas, que desde ya celebran sus vanidosos días. Sin mazos ni togas, ni falta que les hace, conforman sus más venenosos juicios de valores y lo lanzan al aire como el que tira una piedra al mar esperando que la onda alcance límites insospechados. 

 Twitter, Facebook e Instagram le dan a la bienvenida al ateo rociero. Al más firme enemigo de una tradición narrada en siglos y que llega a nuestros días tras poner en valor toda herencia sobre una tierra de siembras y oraciones. Hoy el que llama “puta” a la que se enfunda los botos y la bata rociera quizás no sepa que su tatarabuela tragó la arena de la Raya, sin excesos ni memeces, y caminó hasta encontrar el amor, el de la Blanca Paloma. Seguramente, ese que tilda de “borracho” a ese peregrino que se toma un botellín al clamor del mediodía o una copa de castellana al amanecer posiblemente desconozca que su tío abuelo fuera el fundados de una yunta de bueyes o el tamborilero que marcó el son de aquellos vecinos que en algún momento de su vida sintieron la llamada de la Virgen del Rocío. Y si la pretensión es desacreditar, no los llames “maricones” con desprecio. Heterosexuales, homosexuales, bisexuales y todo el que se preste a colgarse una medalla al cuello tiene todo su derecho, a la par que el respeto, para realizar el camino a la aldea almonteña. 

Son los flacos fundamentos de aquellos que no tienen ni idea del concepto de una romería con una alta carga de espiritualidad. Las opiniones más perversas de los que creen entender que los bueyes fueron históricamente animales de compañía. Los juicios sin valores de los abogados de un diablo que ya no saben ni en qué perder el tiempo. 


Pero tranquilos, que 300.000 romeros llenarán los caminos de Sevilla, un nuevo año, para alzar la bandera de la cristiandad desde el ejemplo y más riguroso respeto. Y se beberán botellines para calmar la sed y para departir desde la convivencia. Y surgirá el amor, si es debido, entre la mujer y el hombre por los caminos. Bendito amor que nace en el Rocío... Y ese hombre le dará la mano a otro hombre y le dirá: “te quiero”, mientras el pueblo le canta la Salve a la Blanca Paloma. El Rocío es Rocío, puro y sincero. ¿Mitos o realidades? Sea como fuere, olvídanos. 

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