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El jardín de Bomarzo

Un PSOE en el alambre

En la mañana del pasado domingo dos de diciembre nadie en el PSOE podía intuir que solo mes y medio después el suelo se abriría bajo sus pies

Publicado: 25/01/2019 ·
14:04
· Actualizado: 25/01/2019 · 14:04
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Bomarzo

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En la mañana del pasado domingo dos de diciembre nadie en el PSOE podía intuir que solo mes y medio después el suelo se abriría bajo sus pies ante una realidad inesperada. Cual equilibrista que despacio pasea por el alambre sosteniendo una barra y, de pronto, le retiran la red, el PSOE, que acumula elección tras elección pérdida de seguidores en urnas en sus ámbitos nacional y autonómico, calienta motores porque se conoce a sí mismo mejor que nadie y sabe que se avecina tormenta. La siente, la detecta, la olfatea a lo lejos. En el partido de los más mayores, el de antes, las guerras se cerraban en los congresos y tras ellos todos se alineaban detrás del líder, pero hoy la modernidad y la globalización ha descafeinado al partido y ni los congresos son lo que eran, ni las guerras se cierran cuando alguien las gana y a sus líderes, en general, les falta esa brisa a transición que antes les elevaba al olimpo ideológico -eso pasa en todos los partidos, hoy los líderes políticos son más de catálogo digital-. Frases hechas e intereses personales alejan al socialismo de una realidad ciudadana que, en parte, se les largó a Podemos, buscó acomodo en Ciudadanos y ahora, en pequeños porcentajes, se esconde hasta en Vox.

El resultado del 2D y la pérdida de la Junta por parte de Susana Díaz tras 36 años ininterrumpidos de gobiernos socialistas le da a Pedro Sánchez el argumento que estaba esperando y sabe que ahora es el momento de liquidarla porque también sabe que como Susana se recomponga tras los comicios locales irá a por él, el adn de la trianera es a sangre y fuego y, por tanto, tampoco puede esperar recibir otro trato. Poco importa que en cuatro meses haya unas elecciones municipales y en juego estén tanto ayuntamientos como diputaciones, para el PSOE de Sánchez lo importante ahora es saldar cuentas con quien no hace mucho pretendió lo mismo en el asalto de aquel comité patético del "partido soy yo" y cuyos resultados, como un boomerang lanzado al viento, se sufren ahora. 

En voz bajita el rumor incluso sitúa la posibilidad de disolver la ejecutiva regional y montar una gestora en Andalucía y hacerlo ya para propiciar un cambio de liderazgo de Susana Díaz hacia, es posible, María Jesús Montero, la ex consejera y actual ministra que aunque no es muy de Pedro Sánchez, tampoco lo es de Susana Díaz porque, sobre todo, es de María Jesús Montero. Y hace bien siendo de sí misma en un partido lastrado históricamente por sus familias.

Puede que Sánchez logre aprobar los presupuestos y dilatar la legislatura hasta el final como su intención es, pero de lo contrario tendría que adelantar elecciones y para ese momento quisiera que la sombra de Díaz fuese eso, una sombra en la memoria del tiempo. Cabría incluso la posibilidad de que las hiciera coincidir con la municipales y cuando un alcalde, o candidato, del PSOE escucha la idea, tiembla porque es meterle en su municipio el debate de Cataluña, a Pablo Iglesias, a Bildu, al Falcon con las gafas de sol, la perra en la escalinata de Moncloa y, todo junto, parece mucho frente a los problemas mundanos de cualquier municipio tipo alumbrado, calles sucias, cacas de perro o jardines de jaramagos.

La presidente Díaz, mientras, se parapeta en San Vicente para diseñar la estrategia y utiliza el Comité Director de Antequera para responder a los mensajes que le llegan desde Madrid porque sabe, tonta no es, que a por ella vienen y espeta: "Unidos somos más fuertes", un mensaje que sabe no hará mella en Madrid porque allí las ideas las tienen claras pero que, quizás, llame a la unidad en Andalucía porque va a necesitar de los apoyos de las provincias cuando truene pelea. Y esa es otra cuestión, porque en las provincias muchos también se han quedado sin red y el vértigo espanta la fidelidad y el miedo al vacío alimenta las dudas. De hecho, ante la cuestión del posible relevo de Susana Díaz al frente del socialismo andaluz la respuesta más o menos unánime no es si debe ser o no, sino más bien cuándo porque si a meses vista de unas municipales no parece el momento adecuado, como de hecho no lo es electoralmente midiendo, tampoco es discutible que el resultado del 2D y la gestión política realizada en los últimos años merece un replanteamiento general. Sobre todo de cara al grave error que comete el partido convirtiéndose en una formación política personalista: Pedro Sánchez o Susana Díaz, cuando por encima debiera estar el PSOE, su posición ideológica, su compromiso con la ciudadanía, su proyecto. Hoy no es así porque hoy es uno u otro y saber detrás de quién se alinea cada cual.

Habrá que ver qué posición toman los mandos intermedios del socialismo andaluz cuando Ferraz apriete y, como desde Madrid insistentemente se anuncia, sea el federal quien confirme tanto las listas en las poblaciones de más de 50 mil habitantes como, sobre todo, quiénes serán los presidentes de aquellas diputaciones que el partido logre mantener -hoy gobierna seis de las ocho, a excepción de Málaga y Almería en manos del PP-. Apuntan a que clave será la postura que adopte Paco Reyes porque Jaén siempre fue una provincia esencial en clave orgánica andaluza dentro del partido y Reyes, bonachón pero político de raza como los de antes, es de los que siempre pone al partido por encima de las personas; Caraballo en Huelva siente que su juego está en la prórroga y asuntos como el de Aljaraque y su imputación le alejan del futuro, mientras que a Villalobos Susana le llama "tito" y, por tanto, se mantendrá siempre fiel a ella. En Cádiz habrá pelea y eso será determinante de cara al futuro; comentarios situaban al ex vicepresidente Jiménez Barrios en el Senado por la cuota del parlamento para que así su plaza parlamentaria la cogiese Miguel Ángel Vázquez, que al no haber salido por ir de cinco por esta provincia se ha caído del alambre y ahora está en vuelo. Como tantos otros.

Chiqui dice que no, que se queda en el parlamento, tal vez sea o tal vez no en función de cómo organice la contienda su jefa, tal vez ahora dedique más atención a esta provincia y a sus futuros liderazgos. Disputó con García la secretaria provincial y la perdió, bien es cierto que el acomodo en la Junta en la vicepresidencia hizo más llevadera aquella cesión, pero habrá que ver ahora con el escenario actual qué sucede. Tampoco hay que olvidar a López Gil, Nando, ex viceconsejero de presidencia que, también, vuela desde el alambre y salvo que vuelva a la vida privada no sería extraño verle en la lista de San Fernando para disputar la casa rosa a su íntima García, con quien históricamente mantiene una afectuosa distancia.

Susana Díaz fue a Fitur. Se paseó por las provincias, dio besos y abrazos, hizo declaraciones y se rodeó de alcaldes, tal cual hacía cuando era presidente. Todo para lanzar dos mensajes: el primero superar el nivel de decibelios en calor humano en comparación a los que ahora gobiernan la Junta, que fueron el día anterior, Moreno y Marín, para estrenar cargos y sintieron la incomodidad institucional sobre la moqueta de Ifema, y otro a Ferraz, a quien a modo de reto mostró que está lista para la guerra. Solo que esta vez no hay red porque el votante la ha soltado y no es ni parecido pelear y pedir fidelidad cuando para todos hay una malla que amortigüe de propiciarse caída.

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