—Me consta que usted tiene una agenda complicada por sus compromisos profesionales. Además de la Universidad, ¿qué le ha llevado a entrar en esta novedosa iniciativa de la I Conferencia Iberomericana sobre el alcoholismo?
—Hay varios motivos. El primero porque creo que este problema es fundamental que lo analicemos desde el punto de vista social, político y médico actual. Porque la situación en 2009, que irá variando hasta 2012, no es la misma que en 2005. Y pongo un ejemplo. Hace dos días que vi en televisión que muchas famosas como Victoria Beckham, Britney Spears… ahora están con alcoholexia, es decir, que suprimen comidas y las sustituyen por alcohol y muchas chicas las están imitando. Esto en 2005 no pasaba. Todo el tema del alcoholismo merece un análisis serio en la situación actual en España, en Portugal e Iberoamérica, que propongamos una serie de soluciones, y esto visto desde el punto de vista de los profesionales, de los implicados y de las autoridades políticas actuales. En segundo lugar, he aceptado por amistad con las otras personas que participan. Y en tercero, porque creo que Cádiz se merece que organicemos algo de esta envergadura.
—¿En qué punto se encuentra la organización?
—Nos está resultado muy difícil. De momento sólo hemos recibido el apoyo del vicepresidente de la Diputación, aunque todavía nos quedan muchas puertas a las que llamar. Pero Federico Pérez Peralta ha sido el único que ha puesto dinero sobre la mesa. El resto, muy buenas palabras, pero nada. Por lo tanto, yo quiero destacar que él ha sido el único y también a la Junta de Andalucía, con la directora General de Servicios Sociales e Inclusión, Ana María Gómez, que parece que va a acompañarnos a otras visitas para apoyarnos directamente.
—¿En qué va a consistir esa Conferencia en 2012?
—En 2010 se organizarán una serie de grupos de trabajo con profesionales y ONG para analizar primero la situación y establecer una serie de conclusiones. Así para 2012 se elaboraría una Carta Iberoamericana Alcohol y Sociedad en el siglo XXI con las autoridades preferentes iberoamericanas que quedasen enmarcadas en el Bicentenario.
—Prentenden crear un gran debate sobre el alcoholismo en Cádiz y llegar a una carta final, pero ¿quiénes serían los participantes en ese debate?
—Una cosa es quien lea la carta, que queremos que sean los políticos, y otra es quien participa en su elaboración. Queremos que sean afectados, profesionales, ONG… es decir, todas las personas implicadas en tema del alcoholismo. Esto se elaborará en diferentes mesas de trabajo, con unas conclusiones, y que se llevarán a que lo lean los ministros de Asuntos Exteriores, que es lo que nos gustaría.
—¿Y el sector de las bebidas alcohólicas no estaría invitado? Me refiero principalmente a los productores.
—Es un debate abierto. Por culpa de esta acepción de lo políticamente incorrecto tenemos la política del avestruz. Cuando dejemos lo políticamente incorrecto se terminarán los problemas. Pero por supuesto que es un debate abierto a todos.
—Evidentemente el alcohol es un problema extendido por todo el mundo, pero ¿qué sentido tiene que se haga conjuntamente con Iberoamérica?
—Yo viajo constantemente a Iberoamércia y conozco el problema muy bien y es terrorífico. Nosotros tenemos una suerte, y es que nuestro alcoholismo está basado en cerveza y vino, pero allí está basado en destilados. Entonces la destrucción cerebral y neuronal es enorme. Por ejemplo, en la Martinica, un médico me decía “el ron que tenemos aquí es neurotóxico”. Y yo decía que cómo podía ser. Me explicó que la cantidad de demencias alcohólicas que había allí no las iba a encontrar en ningún otro lado del Caribe. Y efectivamente, las demencias alcohólicas eran espeluznantes. O sea, que también depende mucho del tipo de alcohol que se da en cada sitio.
—¿Quiere eso decir que nuestros alcohólicos, dentro de lo malo, no están en peor situación?
—Mi padre, que estuvo aquí en la Guerra Civil de médico, me contaba que en el Marco de Jerez había los borrachines. Les llamaban borrachines. Entre aquellos que bebían sólo vino de Jerez había muy pocas cirrosis hepáticas. Es decir, que las que la sufrían eran de las que bebían principalmente bebida blanca. El tipo de alcohol influye mucho en el tipo de daño que te produce en el cuerpo. Y la recuperación del delírium tremens depende mucho del tipo alcohol que se toma, y esto yo lo he visto el tiempo que he estado en las Urgencias del Clínico de Barcelona.
—¿De qué forma se organizaría el trabajo con los demás países?
—Yo tengo muy buena relación con la Sociedad Psiquiátrica de América Latina y los contactos los haremos a través de esta sociedad. El problema es la búsqueda de financiación. Queremos centrarnos en dos temas fundamentales, porque si abordamos el alcoholismo globalmente no acabamos nunca. Entonces, queremos centrarnos en el tema de la mujer y de los adolescentes.
—¿Qué la ha parecido la idea de que el alcohol sea agravante en los casos de violencia contra la mujer?
—Espero que de verdad la retiren. Es una barbaridad. Lo que no puede ser es que en unos delitos sea agravante y en otros eximentes. Es una barbaridad, jurídicamente. Lo mires como lo mires, es una barbaridad. El tema de la mujer se está desmadrando en España. O sea, que agredir a una mujer tenga más pena que agredir a un hombre, que se trate jurídicamente de forma distinta, ahora que prohíben fumar en todos los sitios, una chica podrá abortar, pero no podrá fumar… bueno, estamos llegando a un punto de desmadre.
—Dice que no todos los tipos de violencia doméstica son iguales.
—Sí. Si te fijas, hay fundamentalmente dos tipos. Uno dispara a la mujer, le pega un tiro o le pega una puñalada, como mucho dos. El otro, le pega 30 puñaladas, 27 hachazos… No tiene nada que ver el uno con el otro. El de la puñalada fría lo ha meditado. Es el psicópata frío, lo ha pensado: “te voy a matar”. El otro es la rabia explosiva. Puede ser una exageración, pero lo explico así para que se entienda. A lo mejor el de la explosión tiene a su mujer todo el día pinchándole, hasta que explota. Pero el otro no, el otro dice si tú no estás conmigo, no estás con nadie. Incluso, a través del cerebro son dos vías diferentes. La vía emocional y la vía programada utilizan dos tipos de agresividad distintas. Uno es la falta de control de los impulsos, que se puede llegar incluso a tratar con medicamentos y el otro si tiene que volver a matar lo va a hacer.
—Tengo la sensación de que se ha dejado de tener cierta sensibilidad con esta enfermedad de un tiempo a esta parte, y quizá ha dejado de considerarse una enfermedad.
—Ni ahora, ni antes. ¿Qué se necesita para ser un alcohólico? En primer lugar no es alcohólico quien quiere sino quien puede. Se necesita tener una predisposición genética. Además, tiene que haber un acceso al alcohol. Aunque tengas estos genes que te predisponen al alcohol, pero por ejemplo estás en un país musulmán, pues evidentemente no te vas a convertir en un alcohólico porque no tienes acceso al alcohol. Hace falta también un ambiente social propicio, por eso lo primero que se hace con un paciente es separarlo de ese ambiente donde está acostumbrado a beber.
—Con el alcohol no se puede dar como con otras drogas un no rotundo.
—En el laboratorio, con ratones con esta predisposición al alcohol, si tú los acostumbras a una luz o un sonido determinado cuando beben alcohol, cada vez que beben alcohol se modifica su bioquímica cerebral. Pues si tú te acostumbras al sonido de dos copas chocando, o al sonido del alcohol cuando lo viertes, la química cerebral se pone igual que cuando toman alcohol. Por lo tanto, cuando entre en el bar donde bebe, sólo el olor le hace que le entren deseos de beber, por lo que lo primero que tiene que hacer es no ir a estos sitios, no frecuentar la gente con la que bebía habitualmente.
—¿Puede ser entonces que en el botellón haya personas que no estén en peligro de convertirse en alcohólicos?
—Eso es un absurdo. Con el botellón se demuestra la hipocresía social de nuestros políticos. Lo estamos propiciando. Encerramos a los jóvenes en una zona determinada para que se emborrachen. El botellódromo es para que los jóvenes se emborrachen. Nosotros no podemos hacer un estudio genético porque todavía no sabemos todos los genes que predisponen al alcohol. Es decir, nosotros lo que estamos haciendo es ponerles en las circunstancias para que beban y para que estos genes que predisponen a la enfermedad, no la causan, estén en el ambiente para que se expresen.
—¿Habría que prohibirlo?
—La solución es la educación. La solución es que el alcohol en la mayoría de las personas consumido razonablemente, no entro en si es beneficioso o no tomarse una copita de tinto por las noches, que pueda ser cardiosaludable y tal. Pero, en la mayoría de las personas. O sea, hay personas que ni esto. Hay personas que pueden ser alcohólicas con una cerveza diaria. No es que haga falta beberse una botella de vino al día. No, con una cerveza al día uno puede ser alcohólico. ¿Cuál es el alcohólico con una cerveza diaria? Al que le dices que no la tiene y él se desespera. Si ya tiene ese síndrome de abstinencia, esta ansiedad que le hace le hace ser capaz de ir a buscarla donde sea, que depende de esa cerveza diaria.
—Con la crisis hay más parados, y como consecuencia de ello hay más problemas familiares. ¿También hay más alcohólicos?
—¿Por qué con la crisis? Porque la gente busca el alcohol para superar la ansiedad que le produce esta situación económica. Y cuando buscamos el alcohol como refugio, como remedio, no como un alimento, no para completar una comida, no como una satisfacción para el paladar, sino para superar nuestros miedos, nuestra timidez, nuestra ansiedad, nuestros problemas, entonces el alcohol nos conduce al alcoholismo. Pero claro, con una copa no tenemos suficiente. Tú te tomas un tinto de verano y no te quita la ansiedad normalmente. Tú necesitas mucha cantidad de alcohol y la ansiedad, al día siguiente, la vuelves a tener. Si tú has visto que por la noche has bebido y te ha quitado la ansiedad y por la mañana vuelves a tenerla, ¿qué haces? Ya empiezas a beber por la mañana. Entonces la caída en el alcohol es rapidísima. Te puedes convertir en alcohólico partiendo de ser un bebedor social. A lo mejor en tu caso no bebes, pero te encuentras con los amigos y bebes. ¿Qué vas a hacer? ¿Pedir un Bitter Kas? ¿Cómo me van a mirar? Ahí la única solución es decir: “Es que estoy a dieta”.
—¿Qué tiene que saber una personas que se encuentra en esa senda y es consciente de que el problema va a llegar?
—Primero, el alcohol se tiene que consumir responsablemente. Segundo, no tener ningún miedo a decir que no se bebe. No es ningún estigma decir que no se toma alcohol. Tercero, que hay que ser responsable. Que no estás cuidando sólo de tu salud, sino también de la salud de los demás. Si tú tienes un trabajo que tiene una responsabilidad, que ésta no es sólo el conducir. Si tú tienes que tomar decisiones y te has tomado dos whiskies, a lo mejor puedes tomar una decisión que deje a mucha gente en el paro. Y la gente no valora que con dos copas encima puedes arruinar una empresa o la vida de un subordinado tuyo.