Estamos a tiempo y es vox populi. Jaén va a dejar pasar una nueva oportunidad para revitalizar sus calles. ¿Sirve lamentar el nefasto derribo del teatro Cervantes, la incomprensible ubicación del teatro Infanta Leonor, el destierro del estadio, o la reciente decisión (grúas arriba ya) del palacio de Deportes pegando a una autovía, condena obligada a sacar más gente hacia afuera?
En ciernes está también el crecimiento de la Universidad de Jaén, a la que el Ayuntamiento debe 132.000 metros cuadrados desde que en el año 2.000 se firmara el convenio, a tres bandas, que conllevó construir unos grandes almacenes donde estaba Peritos. De tacada, aprovecharon para trasladar también los estudios de Magisterio. Así, el objetivo de aglutinar a los hoy 15.000 universitarios de la ciudad en Las Lagunillas. Todos allí, concentrados en el extraradio. Y llegaron las vacas flacas para los pisos, bares y tiendas de la zona, que se nutrían del gasto diario de esos estudiantes. A fecha de hoy, el centro de la ciudad es un erial de lunes a viernes, y el casco histórico permanece abocado a imagen de abandono. Ambos entornos tienen la población más envejecida de la ciudad y ningún político municipal, ni Rector, han querido entender lo que la sociedad propone. Da igual con quien lo hables, porque ya hemos visto a varios rectores y alcaldes, incluido el actual, decir una cosa antes y proceder de forma contraria cuando portan bastón de mando. Juan Gómez, como sus antecesores Rectores, manifiesta su convencimiento de que Jaén apostó hace años por el "modelo Campus", esto es, todos los edificios en el mismo sitio. Ello es bueno, indudablemente, para la comunidad universitaria, entiéndase profesorado, personal y alumnos. De hecho, la UJA es un modelo, en ese sentido, por lo que supone de comodidad para todos ellos. Sin embargo, en la gran mayoría de ciudades, alcaldes y rectores acordaron un modelo de ciudad que implanta facultades, también, en los centros y cascos históricos. Diversificando y por la importante utilidad social para reactivar la economía. El universitario consume, alquila viviendas, motiva actos culturales, etc. Y, más aún, contribuye a dinamizar las calles e imprime un carácter jovial y alegre que repercute en los estados de ánimo de un centro de Jaén que tenemos muerto. Queda que alguien se implique con Jaén, incluso el presidente del Consejo Social de la UJA, Francisco Vañó, quien debería valorar lo que supondría de bueno que, al menos, 3.000 universitarios poblaran facultades por el centro y casco histórico. Sitios hay. Tal como actúan las demás Universidades de España en bien de las ciudades que las albergan. A fecha de hoy, nuestras calles no reflejan que habitemos una ciudad universitaria. Espero que PSOE-C's no incumplan sus promesas, y que UJA y Consejo Social tengan voluntad para dibujar, y no rematar, el corazón histórico de Jaén.
