Ambientar la ciudad en Navidad es algo que ya pocos discuten, por los múltiples factores que ello conlleva. El primero, que otras ciudades se arreglan con propuestas llamativas que movilizan a gran cantidad de gente. Es el argumento de que se favorece al pequeño comercio local, tan castigado por el exceso de concentración de ventas en plataformas online y macrocentros comerciales. En segundo lugar, repercute directamente en una ilusión especial y por cuanto que rompe la monotonía del estado de la urbe: proliferan actividades, iluminación especial, etc. Me reservo la esencia misma de la fecha aludida, que es en realidad la rememoración del Nacimiento del Niño Jesús, algo que no debiéramos descuidar entre tanta vorágine de consumismo y festejos. Reunirse en familia, o recogernos en nuestro interior, son valores máximos de tan entrañable conmemoración, así como sabernos hijos por igual de un Dios que a todos, sin excepción, nos acoge.
En lo mundano y como citaba al inicio, Jaén va dando saltos en la ambientación de sus calles. El año pasado miles de personas, de toda la provincia, acudieron para contemplar la iluminación de la Carrera y los objetos luminosos. Algo que muchos llevábamos proponiendo desde hace lustros para romper con la monotonía de las guirnaldas de siempre. Este año se ha sumado el trenecillo de Navidad, a propuesta de la asociación de Alojamientos y Hoteles, de la misma manera que se ha reforzado también la iniciativa del movimiento MÜY para ofrecer una actividad luminosa y acústica en la calle Roldán y Marín, que hoy mismo se reestrena. Es ya tradición que Diputación instale su gran árbol de Navidad, una realidad desde que hace años lo propusieran los hoteleros al presidente de la institución. Así pues, a cada año hay un suma y sigue. Desde mi punto de vista, queda pendiente que la ciudad cuente con una asociación de Belenistas y que se implique el Ayuntamiento, impartiendo talleres específicos en la sede de la UPM en el casco histórico. Porque la ciudad necesita más Belenes que podamos disfrutar, tanto particulares como institucionales. Por ejemplo la Diputación puede recrear uno enorme en las galerías que rodean su imponente patio, al estilo de lo que hace el Ayuntamiento granadino; y la Catedral tiene metros de sobra para recrear otro grande en su interior, como las de Granada o Málaga. Podríamos seguir hablando de dioramas, videomapping representando el Cuento de Navidad de Charles Dickens, etc. La cuestión es que cada cual, en nuestro lugar de trabajo y en la medida de nuestras posibilidades, seamos imaginativos y procuremos el desarrollo de iniciativas que construyan un Jaén curioso y atractivo. Feliz Navidad.
