Una de las máximas del neoyorquino es ?todos podemos cambiar el mundo?.
El filántropo neoyorquino Bill Drayton, creador de la organización Ashoka, con la que apoya a las personas en el mundo que aportan ideas novedosas para que se hagan transformaciones sociales, fue distinguido ayer en Oviedo con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2011.
“Todos podemos cambiar el mundo”, se dijo Drayton cuando en 1981 creó Ashoka, una asociación con la que pretendía apoyar precisamente a quienes hicieran aportaciones en ese sentido.
Así lo destacó el jurado del Premio Príncipe de Asturias, que ha valorado “muy especialmente” la novedad que supuso “aplicar criterios de sostenibilidad económica a proyectos para promover el cambio social”.
Ashoka tiene un riguroso proceso de selección para elegir a los que Drayton definió como “emprendedores sociales”, mediante un examen exhaustivo de sus proyectos de innovación y cambio, su potencial impacto en la sociedad y su motivación y carácter ético.
Desde que en 1982 Ashoka nombró a los primeros “emprendedores sociales” en la India, unas 3.000 personas han sido designadas miembros de la organización.
Algunos reciben un apoyo económico para sus proyectos y otros, los considerados sénior, obtienen con el nombramiento un reconocimiento para los proyectos que llevan a cabo.
Así lo concibió Bill Drayton, que nació en 1943 en Nueva York y estudió en Harvard, Oxford y Yale antes de trabajar como consultor medioambiental cuando ideó la creación de Ashoka.
La idea que sustenta Ashoka es que los retos de la sociedad necesitan que cada persona pueda ser protagonista del cambio, desde cualquier ámbito, ya sea local o global: “Todos podemos cambiar el mundo”.
Más de veinte personas han sido nombradas miembros de Ashoka en España, entre ellas el arquitecto y humorista gráfico José María Pérez “Peridis” por haber impulsado el empleo para jóvenes a través de la recuperación del patrimonio local.
Otros miembros de Ashoka son, por ejemplo, Pau Llop -por democratizar la creación de opinión pública desde un nuevo periodismo-, Raül Robert -por sus modelos de vivienda accesibles-, Vicki Bernadet -por el apoyo a víctimas de abusos infantiles-, Beatriz Fadón -impulsora de la agricultura ecológica- o Martín Ascacíbar, por integrar a la biomasa en la cadena de valor de la energía.
El más joven y último emprendedor social identificado en España ha sido Pedro Jiménez, de 17 años, por su proyecto “Goles por una vida mejor”.
Dos de los miembros de Ashoka son de Asturias (donde en otoño en Oviedo se entregará el premio) Faustino García Zapico -un funcionario de prisiones que creó en la cárcel de Villabona una unidad formativa en la que participan los reclusos- y José Manuel Pérez Pericles, que impulsó que la cultura emprendedora empresarial se dé en la enseñanza Primaria.
Zapico explicó a Efe que fueron muchas las “entrevistas, controles y filtros” que pasaron tanto él como su proyecto social hasta que hace cuatro años Ashoka le hizo miembro, mientras que Pericles ha considerado que el premio servirá para que “muchos emprendedores sociales se den cuenta de que también lo son”.
“Estoy profundamente conmovido con la decisión del jurado”, ha manifestado Bill Drayton al enterarse de que le conceden el galardón, según remitió Ashoka en un comunicado
Drayton añadió: “Cuanto más rápido cambia el mundo, más importante es que vayamos más allá de dar peces o ayudar a la gente a aprender a pescar; debemos cambiar constantemente la industria pesquera, y eso requiere de emprendedores”.
“Por eso el mundo necesita emprendedores sociales, hombres y mujeres cuyas vidas y sus trabajos son para el bien de todos”, subrayó.