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Empatía y caradura en Cataluña

Tengo que confesar que hay algo de los independentistas catalanes que consigue desconcertarme. En muchas de las cosas que hacen, puedo adivinar por donde vienen

Publicado: 24/10/2019 ·
23:43
· Actualizado: 24/10/2019 · 23:43
Autor

Sol Cruz-Guzmán

Arquitecta de profesión por la ETSA Sevilla. Diputada por Sevilla en el Congreso de los Diputados

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Cámara Baja es un espacio en el que se trata la actividad política en el ámbito local, regional y nacional

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Tengo que confesar que hay algo de los independentistas catalanes que consigue desconcertarme. En muchas de las cosas que hacen, puedo adivinar por donde vienen, qué es lo que pretenden o qué esconden, pero hay un aspecto en ellos que no consigo asimilar: tienen tanta caradura que parece mentira. No es que sea de Guinness, es que no es posible entender que un ser humano pueda mantener sin inmutarse un discurso tan descarado, durante años. Mira que ha habido políticos embaucadores en la historia, algunos de ellos, en fin, para qué vamos a mencionarlos si cualquiera los puede adivinar con solo mirar el banquillo de los ERE; pues por muchos embaucadores que haya, nunca superarán a los independentistas, sobre todo a los nacionalistas catalanes que han disfrazado de agravio separatista sus años de corrupción al frente de la Generalitat de Cataluña.


He escuchado estos días por parte de los independentistas, que les ha hecho falta empatizar… Lo ha dicho, en concreto, la que fue presidenta del Parlamento de Cataluña, Carmen Forcadell, en la entrevista que ha concedido desde la cárcel, donde cumple una condena de 11 años y seis meses de prisión por sedición. Empatía, dice ella, con los catalanes no separatistas y que, por esa razón, sintieron que los trataban injustamente. Ahora, quizá me den la razón: ¿se puede tener más caradura? En primer lugar lo que dice es que les ha faltado empatía con “los catalanes no independentistas”; al resto de españoles, a los que han puesto por ladrones (“España nos roba”, cómo lo vamos a olvidar), que los zurzan. Y lo dice la señora condenada justo en esta semana en la que todos hemos visto por televisión y por las redes sociales la salvajada que han provocado, las calles incendiadas, y los radicales del independentismo lanzado bolas de acero, piedras y ácido contras nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad de Estado. Esta vez, ni los Mossos de Esquadra se han librado; por poco ocurre una tragedia cuando uno de esos salvajes de las manifestaciones independentistas le lanzó un cohete para derribar el helicóptero en el que estaban. Ojalá los detengan a todos y los manden una larga temporada a la cárcel. Es lo menos que se merecen, además de todo nuestro reconocimiento y admiración, los policías que se han estado jugado la vida en Cataluña estos últimos días.  


¿Y dice Carmen Forcadell que les ha faltado empatía con los catalanes no independentistas? No, señora delincuente, no, la empatía, o mejor el egoísmo ciego que preside todo lo que hacen, les ha faltado a ustedes y a su arcaico discurso, con la gente de calle, con los parados que llevan años desesperados buscando un empleo, con los enfermos cansados de estar en una lista de espera, con los estudiantes a los que obligan a usar sólo una lengua, el catalán, con los jueces y fiscales que cumplen con su trabajo, en especial a los que inician su carrera en Cataluña, a los investigadores que han dejado a medias años de trabajo porque han cancelado sus fondos, con el estudiante al que le han denegado o recortado una beca.“Os falta empatizar, que hay que ponerse en el lado de los demás” Y justo eso mismo le pido yo. Que se pongan en el papel de juez, del médico o del estudiante. De la madre que estalló en el programa de Ana Rosa ante el caos y los cuarenta años de estúpido nacionalismo, como decía ayer Juncker, lastre para formar una Europa fuerte.


No es empatía, es libertad. Porque efectivamente, su libertad termina donde empieza la de ellos. Ellos que con sus impuestos hacen posible que dirigentes como vosotros y como yo podamos desempeñar nuestra labor siempre bajo el marco de la ley y ante el amparo de nuestra constitución.


No, la respuesta no es salir a la calle. No es derribar un aeropuerto. Si de verdad quieren tener algún crédito en el ámbito europeo e internacional, solo les queda aceptar la sentencia de nuestra justicia y volver a jugar en el ámbito democrático que nos da estabilidad a nuestro país.


Libres par actuar, igual de libres los jueces para actuar, Igual de libres los ciudadanos para votar y llevar a las instituciones a cualquier español.

 

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