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El jardín de Bomarzo

Rebelión en el cortijo

El "se veía venir" es frase recurrente estos días, aunque nadie predijo la intensidad de un tsunami que cobra sentido cuando se disecciona

Publicado: 05/12/2018 ·
12:53
· Actualizado: 07/12/2018 · 10:57
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Bomarzo

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El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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El "se veía venir" es frase recurrente estos días, aunque nadie predijo la intensidad de un tsunami que cobra sentido cuando se disecciona y entonces nuestra mente tiende a pensar que lo intuía desde hacía mucho. Las cosas no cambian de un día a otro, ni, de pronto, 396.000 andaluces deciden hacerse fascistas, es producto del hartazgo y de eso la culpa solo la tienen quienes lo provocan. En el escenario político faltaba el extremo en la derecha y, como Podemos a la izquierda, ha llegado, lo cual completa el espectro político en cinco y, a partir de ahí, los gobiernos se formarán con la unión de bloques y más vale que cuanto antes esto se asimile. Otras cosas quedan claras:

QUE el PP eleve los brazos a modo de vitoria cuando ha cosechado el peor resultado de su historia en Andalucía -ha perdido 818.000 votos, 24 escaños en ni dos legislaturas- suena a chiste malo. La única razón por la que Juanma Moreno no ha dimitido es por la posibilidad de que Ciudadanos y VOX le den una presidencia que, en todo caso y a tenor de los resultados, no merece. Su resultado es tan extremamente pobre que ha quedado hasta cuarta fuerza en intención de voto en localidades importantes y eso, con perdón, no es otra cosa que un reflejo fiel de la intensa degeneración de una marca que necesitaría entrar en un túnel de lavado ya y que, otra vez, no lo va a hacer. Después se preguntarán por qué su electorado pide asilo en Cs o VOX.

QUE Pedro Sánchez no va a convocar elecciones generales hasta el último día que le corresponda porque el electorado ha votado de manera nítida en su contra por la política que está siguiendo en asuntos como Cataluña y Andalucía, no lo olvide nadie, es España, de hecho nutre a este país de buena parte de su base cultural y es por esto que en esta tierra no cuajan las formaciones de corte nacionalista. El sanchismo ha arrastrado al socialismo andaluz hacia un abismo del que tardará en salir, al margen de otras cuestiones negativas que el socialismo andaluz solito se ha encargado de alimentar.

QUE Susana Díaz justifique su pésimo resultado en la abstención o que diga que quitando el voto de la ultraderecha la izquierda ha ganado y que no haga ni un mínimo ejercicio de autocrítica es reflejo de lo que es, le puede en exceso el creerse lo que parece los ciudadanos no ven en ella. Se ha habituado a perder y, esta vez, ha cosechado un resultado tan malo que en una lógica política natural su continuidad sería imposible, entre otras razones, porque ha errado por completo en su estrategia, en la fecha para convocar elecciones después de pasarse todo el año amagando y negándose a ir con Sánchez juntos en marzo próximo como éste le propuso en su última reunión, en un discurso plano sin brillar en ningún debate y, como remate, alimentado a VOX en esa estrategia equivocada de fraccionar la derecha para debilitarla y dormir a los votantes para evitar un voto masivo. Visto lo visto, peor imposible, pero nadie de los suyos se lo dirá porque parece que el PSOE en Andalucía es solo Susana y ha perdido la perspectiva de que por encima de Susana están, o deberían estar, los votantes. Esos que en parte se quedaron en casa, esos que en parte cogieron la papeleta de VOX.

La presidente no va a dimitir porque no está en su código genético y, además, tampoco es que las alternativas sean como para valorarlas, pero el afilador de cuchillos más cercano a San Telmo tiene cola porque acuden en masa sin que sea necesario el toque del flautín y habrá que ver cuando toque a reyerta los que permanecen en su bando. Esto es política, la fidelidad dura lo que dura el poder.

Al margen de lo cual, tras el resultado del 2D se establecerán los primeros escarceos entre unos y otros con los consiguientes amagos, guiños y demás manejos del habitual juego de tronos. Descartando una nueva convocatoria de elecciones que solo vendría bien al PSOE porque movería a las masas contra la ultraderecha y su incapacidad de formar gobierno y esto es algo que las llamadas fuerzas del cambio saben, solo caben dos opciones:

UNA es que el PSOE ofrezca la presidencia a Ciudadanos porque sabe que el apoyo contrario es imposible para después irse a la oposición, tal que hiciera la formación naranja con ellos esta pasada legislatura. Podrían nombrar a Juan Marín presidente por mayoría simple en segunda vuelta con la abstención de Adelante Andalucía para, de este modo, evitar un gobierno de derechas con PP y VOX, explicando que este sacrificio es por el bien de Andalucía para evitar la entrada de la ultra derecha en las instituciones. Pero de este modo Ciudadanos debería gobernar con 21 diputados un parlamento de 109 y con el único apoyo posible para sacar temas del PSOE al tener siempre en contra a Adelante, PP y VOX, lo cual sería como un pacto encubierto de difícil explicación y es posible que llevaría a Ciudadanos a la pérdida del voto que ahora ha logrado bajo la consigna votar "por el cambio". El abrazo del oso es tierno al principio, asfixia al final.

DOS sería un acuerdo de gobierno con el PP y el apoyo puntual de VOX, que bien podría formar parte del gobierno aunque lo ideal para todos ellos sería un acuerdo de investidura y concesiones puntuales. Pedirán lo suyo, pero no parece que vayan a ser un obstáculo insalvable porque el objetivo que está fijo en su retira es fulminar al PSOE y apuntarse el descabezamiento de Susana Díaz. PP y Ciudadanos pugnarán por la presidencia y es lícito que ambos la reclamen, pero bien pensando a los dos les mueven situaciones diferentes y tanto o más a sus líderes. Si no fuera porque a Rivera le distorsiona ser segundo plato frente al PP en su batalla nacional, lo cómodo para la formación naranja es aceptar la vicepresidencia y las mejores consejerías y dejar la quema pública para un PP que, nadie lo olvide, está en una batalla campal interna entre la gente de Casado y los demás y, de hecho, previsto estaba el relevo de Juanma Moreno para después de estas elecciones y es quizás por esta razón que al PP de Casado le gustaría más la idea de darle la presidencia a Marín para renovar el partido desde dentro del gobierno cesando a Bonilla en congreso extraordinario posterior. Juanma lo sabe, por eso su empeño por ser presidente, a quien en ningún caso cesarían, es hoy por hoy firme. En todo caso, su posición dentro del gobierno sería de extrema debilidad al depender de Cs y VOX y tener a buena parte de su partido en contra y a la espera de relevarle.

El gran objetivo para Ciudadanos son las municipales, incluso por encima de su posición dentro de la Junta porque al ser una formación nueva apenas tiene estructura y, de hecho, difícil lo tendrá para buscar personas y cubrir todos los puestos de confianza que cesarán con el cambio de gobierno y que hay quien sitúa sobre los ocho mil, seguramente bastantes menos. No tiene gente para tanta fiesta y es peligroso nombrar a cualquiera. Lo más razonable puede ser crecer desde la sombra, respetar al segundo más votado y fortalecer su estructura para atacar municipales y, a cambio, incluso alguna diputación tipo Málaga o Cádiz.

Y luego está el asunto de VOX -https://andaluciainformacion.es/el-jardin-de-bomarzo/785695/el-triunfo-de-lo-emocional/-. Deslegitimizar al votante de VOX es tan deleznable y antidemocrático como arengar a la revuelta social ciudadana contra un voto que vale exactamente lo mismo que los demás. Te podrán gustar sus formas o no, estar de acuerdo con sus ideas o no, tanto como sucede con otras formaciones. Pero VOX se va a quedar y la culpa sola la tienen unos políticos cada día más alejados de las necesidades reales de los ciudadanos, instalados en la corrupción en muchos casos y en la no renovación; a la vista está, pese a los malos resultados de muchos, arengas facilonas, balones fuera y ni una sola dimisión.

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