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Viernes 19/04/2024
 

Conil

Diego Morillo: “Cuando canto, siento en mí la alegría de la gente que me escucha”

‘El Pirulo’ cumple 65 años siendo un referente en ámbito de la saeta de Conil y un gran apasionado de la Semana Santa

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  • Diego Morillo ‘El Pirulo’ .

Diego Morillo, ‘el Pirulo’, acaba de cumplir sus bodas de platino en el mundo de la saeta. Discípulo de sus dos maestros, su padre y su tío, ha escrito saetas para todas las imágenes de la Semana Santa de Conil. Vejeriego pero afincado en nuestro pueblo, ha llevado su cante a ciudades como Cádiz, Sevilla o Barcelona. Siempre ha estado dispuesto a ayudar al que le ha hecho falta. Todos tienen palabras  de afecto y cariño para él, y no es para menos. A día de hoy, Diego es todo un referente en el mundo de la saeta local; una enciclopedia llena de sabiduría.

He escrito muchas saetas y a todas las imágenes, muchos aficionados han venido a buscar mis letras para cantarlas

¿Cuántos años llevas cantando saetas?

–Llevo cantando saetas más de 60 años. Empecé con 14.

¿Dónde cantaste la primera?

–Mi primera saeta la canté en mi pueblo, Vejer, en el bar la Joya y aquel año le canté a todas las imágenes de la Semana Santa vejeriega. Recuerdo aquella primera saeta la recité subido encima de una mesa y por aquel entonces yo trabajaba como aprendiz de barbero.

¿Siempre has cantado saetas?

–Sí, pero lo primero que empecé a cantar fue flamenco. Y después de un tiempo, como mi padre además era un gran saetero al igual que mi tío, me adentré en este cante.

¿Te enseñó alguien a cantar?

–Aprendí de mi padre, Esteban Morillo, y de mi tío Antonio Morillo. Mi abuelo paterno cantaba saetas y mi tía Petronila, también, por lo que todo esto viene de familia. Todos cantamos en la calle en Vejer. Me he criado entre saetas y de aquí me viene mi pasión. Mi madre también canturreaba al igual que mis hermanos, pero ninguno ha querido hacerlo en la calle como yo. Mi tío Antonio, “el Pirulo”, fue un gran saetero en Cádiz y muy reconocido allí. Le cantaba a todas las procesiones.

¿Has llevado tu saeta también fuera de Conil?

–He cantado en Cádiz, en peñas de Barcelona durante 12 años y en Sevilla canté varias saetas durante un mismo año y la verdad que me hubiera gustado cantar más en aquella ciudad. También he cantado para Barbate y me han llamado para cantar en otros pueblos.

Ya en Conil, ¿Dónde fue la primera vez que cantaste?

–Aquí en Conil la primera vez que canté fue desde la ventana del bar la Cantina y he tenido la suerte de poder cantarle a todas las imágenes.

¿Tienes alguna imagen a la que te guste mucho cantarle o que te transmita un recuerdo especial de haberle cantado?

–Me gusta cantarle a todas las imágenes y, de hecho, les he cantado a todas porque todas son preciosas. Uno de los pasos que más me gusta cantarle es al Nazareno. Mi padre le cantaba mucho a él y además, el mayor número de letras de saetas que se han escrito están dedicadas a él. También me gusta mucho el Cristo de la Buena Muerte y el Santo Entierro.

¿Cuál es para ti el rincón más especial de Conil para cantar?

–Cualquier rincón de Conil es un buen lugar para interpretar una saeta, pero a mí, personalmente, me gusta cantar mucho desde la ventana del bar la Cantina, tanto a la salida como a la recogida de las hermandades. Desde aquel rincón también me he sentido muy aplaudido por los conileños y guardo muy bellos recuerdos. Un lugar donde siempre me ha encantado cantar es la Peña Flamenca, pero allí lo que he cantado más es flamenco.

¿Ha cambiado mucho la saeta de cuando empezaste a cantar a la de ahora?

–Sí. Las saetas antes se hacían con unas letras dedicadas a la Virgen muy sentimentales en comparación a las interpretadas hoy en día. Antes se le hablaba a la Virgen con más corazón y se hacía todo muy sentido y con mucha emoción. Además, las letras eran más cortas, por lo que el mensaje era más directo y claro. La que se canta ahora es un poco más extensa. La saeta de antes me gustaba más.

¿Cuántos saeteros conoces en Conil?

–Hay pocos. Hubo una generación de saeteros muy buena que ya son bastante mayores. De estos saeteros antiguos de Conil todavía quedan algunos como José Muñoz ‘Puchirichi’, que a día de hoy sigue cantando. Ahora parece que está llegando una nueva ola de jóvenes saeteros a nuestro pueblo y esperemos que mantengan nuestro legado.

¿Cómo se canta la saeta de Conil?

–La saeta de Conil es diferente a las que se cantan habitualmente. No es que sea muy distinta, pero un poco sí lo es. La peculiaridad está en la salida. Esta modificación también radica en la forma en la que cada uno canta o ha aprendido. Yo he tenido la suerte de tener a mi padre y a mi tío como maestros y a otros aficionados que han cantado en Vejer conmigo y con los que yo he cantado. En Vejer la cantan como se canta en Vejer y en Conil se canta como se canta en Conil. ‘Puchirichi’ tiene otro estilo, pero también es una forma de cantar autóctona de aquí.

¿Has escrito alguna saeta?

–He escrito muchas saetas y a todas las imágenes porque soy un apasionado de la Semana Santa. Muchos aficionados han venido a buscar mis letras para que yo se las preste.

¿Estás enseñando a otros jóvenes a cantar saetas?

–He enseñado a varios aficionados pero la mayoría después no han querido seguir. Hubo unos años en los que sí venían a buscarme muchas personas que querían aprender pero actualmente veo la Semana Santa un poco decaída. Para cantar una saeta tienes que ponerle sentimiento, inspiración y corazón. Para cantar una saeta tienes que concentrarte días antes y estudiarte los tercios de la saeta. Y por supuesto, la vergüenza hay que dejarla a un lado. Cuando canto, siento en mí la alegría de la gente cuando me está escuchando.

¿Vas a cantar este año?

– No lo sé. La última vez que canté fue en 2019. Me gustaría, pero con la situación de la pandemia no sé qué hacer.

SAETAS DE DIEGO MORILLO

¡Cristo de la Buena Muerte!,

el de la faz amorosa

tronchado como una rosa va

en esa urna de cristal

donde su cuerpo reposa

 

Divino Padre Jesús,

no te abraces a la madera,

suelta y déjame la cruz,

porque yo llevarla quiero,

en vez de llevarla tú.

 

¿Dónde vas Paloma Blanca

a deshoras de la noche?

Voy en busca de mi hijo,

que lo entierran esta noche.

 

Por una montaña oscura

va caminando mi Jesús,

y como la noche estaba oscura

Judas llevaba la cruz.

 

Ya no alumbraba la luz,

las sombras y oscuridad,

lloraba a Cristo Jesús

la bendita Soledad

de rodillas en la cruz.

 

Se oye al viento gritar,

y a la rosa más preciosa,

también se siente llorar,

era la Madre de Dios,

lloraba su Soledad.

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