Las influencias positivas nos serán de gran ayuda para que las cosas nos salgan como más nos gustaría, y hará que nos sintamos optimistas. La vida es un juego de contrastes y a momentos no deseables le seguirán otros con los que disfrutaremos, y podremos pasar de las malas pulgas al buen humor sin necesidad de ser bipolares.

Nos encontraremos con impulsos favorables que nos ayudaran a tomar todo tipo de iniciativas, lo que nos proporcionará gran variedad de alegrías y satisfacciones, y tendremos que arreglar lo que otros han estropeado, y nos tocará vivir en una sociedad en la que uno de los grandes males es la soledad

En un estudio social para El País y la SER, los menores de 25 años acusan más ese sentimiento que los mayores de 65. En los momentos que nos ha tocado vivir, se duelen de la falta de recursos económicos y terminan refugiándose en las redes, y pensando todo el tiempo en hallar alguien con quien hablar., porque todos aprendemos que somos seres sociales.

Entre contradicciones fabricamos mitos que terminan cansándonos y transformándose en rutinas aburridas e insoportables, mientras que si el viento sopla a nuestro favor nos sentiremos dinámicos y realizadores., y sabremos encontrar la humildad de los sabios, que nos permite seguir creciendo para estar constantemente buscando aprendizaje y no caer en la necedad de creer haberla encontrado.

La imaginación es la clave del descubrimiento, sin lo uno no existiría lo otro. No nos podemos olvidar que la felicidad es una elección propia; elegimos ser felices, y además es una opción que debemos tomar para llegar a estar mejor con nosotros mismos.

Ahora que estamos envueltos en una guerra que aunque localizada en Ucrania, está afectando a todo el mundo, descubrimos que la primera víctima en este conflicto ha sido y es la verdad, y nos damos cuenta que vivir es lo más peligroso de nuestras vidas, ya que si no nos arriesgamos a perder, no viviremos plenamente.

Lo favorable de lo que nos une y lo perjudicial de lo que nos separa. Las divisiones, las fronteras o las rayas que separan las personas, las cosas, las situaciones o las opiniones son, en ocasiones tan sutiles, relativas y ligeras que en un abrir y cerrar de ojos se puede pasar de la gloria al infierno y viceversa, en un minuto o quizás un segundo.

El tiempo que existe entre el tomar una u otra decisión, hablar o quedarse callado, es tan insignificante que es apenas un chasquido o un silbido pero puede resultar eterno y decisivo. Hace tan solo unos años y durante los treinta primeros de la democracia, hablar de la Corona, cuestionar cualquier decisión de la Jefatura del Estado era impensable y obtener y difundir información no autorizada, misión imposible.

En las últimas décadas han pasado muchas cosas y hoy afortunadamente, como cualquier españolito de a pie, la Casa Real está sometida a las criticas de los ciudadanos y ciudadanas, y debemos fortalecer nuestro sistema democrático proporcionando la máxima claridad y transparencia. Así que el actual Jefe del Estado, Felipe VI es consciente que para el buen nombre y el prestigio de la familia real, que han de dar todos los pasos posibles para que sepamos todo aquello que contribuimos con nuestros impuestos a pagar.

Desde 2008 no hemos salido de una crisis para meternos en otra, y a pesar de los pesares, hemos demostrado nuestra fortaleza que nos ha convertido en uno de los grandes países europeos, y hemos de ser nosotros, dentro de nuestra apertura y pluralidad saber inyectarnos, influencias favorables.