Es el Covid-19,
ese macabro asesino,
que por el aire se mueve
en busca de su destino.
Vuela sigilosamente
sin hacer ningún ruido,
buscando cobardemente
donde construir su nido.
De manera solapada
y con malas intenciones,
penetra por la garganta
en busca de los pulmones.
Nuestras defensas se alarman,
han declarado la guerra,
se necesitan las armas
y hay que cavar trincheras.
Las trincheras se colapsan,
el armamento no llega,
los enemigos arrasan
y las tropas se repliegan.
Otros campos de batalla
se necesitan encontrar,
donde las nuevas trincheras
tengan más seguridad.
Las armas están llegando
tras semanas de retraso
y la tropa respirando
a pesar del gran fracaso.
Un General sin criterio,
incapaz de gobernar,
cometiendo un sacrilegio
porque no supo escuchar.
Esas manifestaciones del feminismo en domingo,
presagiaban defunciones
tal y como ha sucedido.
Los miles de fallecidos
de manera irrefutable,
con sus nombres y apellidos,
marcarán a los culpables.
El virus de los romanos
amenazaba a España,
blandiendo sobre sus manos
la cegadora guadaña.
Primaron los ideales al criterio sanitario,
con los efectos mortales,
para este pueblo engañar.
Fueron de marzo los idus
que más muerte han causado
y a Pedro Coronavirus todo el mundo a acusado.
Apodo por apellido que
por siempre durará,
teniendo lo merecido
por tanta perversidad.
No merece el perdón
esperando que el invierno
presente la dimisión Sánchez y su Gobierno.
Hasta aquí estos ripios a los que llamo cuartetas pero que en realidad no son más que unos pocos versos que tratan de retratar la desfachatez y la poquísima vergüenza de estos individuos que nos están gobernando y para muestra un botón basta.
El Título VII de la Constitución referido a Economía y Hacienda en su artículo 128.1 dice: “toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad, está subordinada al interés general”.
Y basándose en ello, el coleta, ese despreciable chavista, propuso en el Consejo de Ministro del martes nacionalizar diversas industrias y el ahorro, es decir, las eléctricas y los bancos, porque hay que compartir, así que yo me pido vivir al chalé de Galapagar, ya saben, el que cambió el pisito de Vallecas.
Desgraciadamente estamos en manos de dictadores que aparentan ser demócratas, aunque siempre nos quedará la esperanza de poderlos derrotarlos en las urnas.
Los españoles nunca vamos a olvidar las manifestaciones de ese nefasto domingo 8 de marzo de 2020 que tantas calamidades nos ha traído por la incompetencia de unos desalmados que solo desean el poder. Desde estas líneas me uno al dolor de esas 10.000 familias que han perdido a sus seres queridos, Mi más sentido pésame.