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El pobrecito hablador

Colonizados

No les parece suficiente que tengamos que dejar nuestras ciudades, que permitamos que nuestro hogar sea indistinguible del de un alemán o un francés

Publicado: 04/06/2024 ·
10:56
· Actualizado: 04/06/2024 · 10:56
  • Turistas en Málaga. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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La realidad es palpable, evidente y se hace más visible a cada instante que pasa. No les bastaba con considerarnos colonia interior, tras perder, una tras otra, las colonias transoceánicas. No les pareció suficiente apropiarse de todas nuestras señas de identidad para construir un imaginario de lo español, a partir de lo andaluz, desarraigando, desnaturalizando y robando lo que sea nuestro para hacerlo suyo. No, había que dar un paso más.

Tras destrozar y laminar la industria andaluza, no fuera a ser que nos consideráramos capaces de constituirnos en autosuficientes económicamente, después de desmontar, piedra a piedra, nuestro tejido industrial, para demolerlo o trasladarlo a otras latitudes, nos dejaron como única solución la de ponerlo todo a disposición del visitante, ya sea el capital humano o la tierra en la que sobrevivimos. Todas las medidas que se toman desde las sedes de los partidos centralistas van encaminadas a que no dejemos el papel que nos obligaron a asumir.

Pero no les basta con eso. No les parece suficiente que tengamos que dejar nuestras ciudades, que permitamos que nuestro hogar sea indistinguible del de un alemán o un francés, que seamos expulsados, visitantes en nuestra propia tierra, extraños en tu casa, extranjero en tu cuna. Había que ir más allá.

Han tenido la feliz idea de que hay que enseñarles inglés a las personas mayores de los pueblos. Porque el visitante no puede hacer el mínimo esfuerzo que hacemos todos cuando viajamos al extranjero. No. El andaluz, al que se le desprecia por su habla y su acento, al que se asimila con el pobre y el tieso, simplemente por su forma de hablar, ahora tiene que aflojarse un poco más el cinturón y genuflexionarse, a mayor gloria del turista.

Vete de tu casa para que la alquile un francés, cierra tu negocio para abrir un pub irlandés, y aprende inglés para que un hijo de la Gran Bretaña se sienta como en su hogar. Todo con la aquiescencia de una Junta de Andalucía y de unos ayuntamientos que solo miran el beneficio del visitante, que desprecian lo que deben defender, que se alían con el nuevo señorito, que ha cambiado el latifundio por un fondo buitre.

Luego dirás que no necesitas una voz andaluza en todas y cada una de las instituciones. Protestarás, te quejarás y rabiarás. Pero en perfecto inglés.

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