Hay frases que, con el tiempo, pierden fuerza con más rapidez que una gaseosa mal cerrada. Una de ellas es aquella que afirmaba que “España es una unidad de destino en lo Universal”. Como si el Big Bang estuviera programado para que cada una de los pequeños cuantos de energía que se expandieron para formar el Universo llevara escrito, quizás en un “chis”, que deberían unirse en átomos y moléculas para conformar un espacio llamado España.
Otra es esa de “Una, Grande y Libre”. Lo de Una está más que demostrado que va a ser complicado de hacer entender a las distintas sensibilidades que se reúnen bajo este Estado. Grande, depende de con quién se compare y qué trozo de Historia elijamos para comparar. Lo de Libre, no basta más que ver de quién depende nuestra defensa, nuestra economía y nuestras leyes para darse cuenta que la Libertad está acotada y dirigida por la UE.
Las políticas centralistas de los partidos antiguamente mayoritarios no hacen más que poner de manifiesto que sus soluciones globales no encajan para todos. Quizás sirvan en su visión capitalina del Estado, en la que lo que importa es lo que suceda en Madrid, mientras el resto nos debemos amoldar a la talla única, aunque nos apriete la sisa.
Ese error no ha hecho más que poner de manifiesto que su hipótesis, y la de los partidos que vinieron a cambiar el statu quo, es falsa. No ha habido mejor abono para el independentismo catalán que la forma de no hacer política del PP durante sus años en la Moncloa. Y ahora, el intento de absorber las izquierdas nacionalistas por parte de UP para embarcarlos en un viaje centralista no ha hecho más que reflotarlas y dotarlas de, si cabe, aún más sentido. Hasta la España vaciada ha necesitado articularse en una plataforma que sepa defender sus intereses frente al olvido de decenios, con gran éxito de público.
Esas voces son ahora mayoría en el Congreso. Voces con acentos diferentes de una España rica en diferencias. Voces entre las que se echa en falta el acento andaluz, con una garganta dirigida desde Andalucía, que piense en andaluz y que mire al Sur .
Aún los hay que se preguntan en qué piensan los votantes, poniendo con sus palabras en marcha la centrifugadora. Al final, el país se les va a arrugar.
