Hay tantas ganas de celebrar algo, tantas ilusiones puestas en que todo funcione, tantas penurias que tapar y tantas y tantas miserias que desterrar, que el racinguismo está huérfano de alegrías. Harto de lamentarse y con deseos de quitarse, de una vez por todas, de esa pena que lo aturde.
Agarrarse a un clavo ardiendo para levantar la cabeza y empezar a soñar. Con lo que sea. Se empezó con ganas un proyecto que nació jaleado al unísono.
Los resultados no han llegado. Que si hay pocos jugadores, que si hay muchos veteranos. Este equipo es diesel, necesita tiempo, necesita calentarse y empezar a tomar el pulso de la categoría. Se reencontrará con el gol, con las victorias y empezará a mirar hacia arriba.
En todo comienzo hay que tener fe. Y ésta se nutre cuando hay mimbres para confiar y creer. Ni fundamentalismo ni vainas. Hay equipo y hay ganas. Los triunfos llegarán. El mejor motor para vencer es creer.
