Que a este Racing le hacía falta un resultado como el de ayer era más que evidente. Vencer y convencer a domicilio para sacudirse el titubeante comienzo liguero para cumplir con creces en un choque de altibajos. La previa con sensibles bajas por sanción, las pésimas estadísticas y las dudas de solventar positivamente el choque, quedaron aparcadas en un segundo plano para devolver, en buena parte del partido, a la mejor versión racinguista.
Rehacerse a los contratiempos y marcar el camino fue todo en uno. El Racing Portuense salió enchufado como queriendo reivindicarse. La primera llegada con evidente peligro llegó tras el desborde de un inconmensurable Rober por banda derecha, que tras un centro medido de Álex Expósito, que tomaba la titularidad en detrimento de Juanmi, mandó mansamente y entregando a las manos del portero Cristian.
El canterano, en su segundo partido como titular, se marcó un encuentro completísimo y marcó su presencia a base de coraje, de pundonor y calidad.
El Racing mejor posicionado y tocando el balón con criterio, se mostraba más sobrio y cómodo sobre el sintético montillano. El Montilla, por su parte, volcaba todo su juego buscando a Pedrito, que tomó el carril izquierdo tras la sanción de Raúl López. Precisamente, tras un centro medido obligó a Ismael a intervenir. El portero atrapó sin mayores complicaciones y volvió a cuajar una actuación destacada.
Con el paso de los minutos, los de Mere empezaron a contagiarse del juego monótono y ramplón del Montilla y comenzó con la pérdida de balones en la zona de creación. La brújula en la zona ancha empezó a perder el norte. El empate a cero mandaba en el marcador, en un partido que empezaba a decaer con el paso de los minutos.
La primera mitad se diluía con el paso del tiempo, con un Racing Portuense de más a menos y que sin tener demasiadas llegadas, terminó incomodando la placidez y convirtiendo a ésta en pesadez, aburrimiento y pérdidas de balones constantes.
Tras el paso por vestuarios, el partido dio un giro inesperado, las alegrías de la primera mitad acabaron pronto. La intensidad con la que comenzaron los cordobeses, desdibujó la tranquilidad con la que estaba discurriendo el partido.
Nada más comenzar, los peores augurios tomaban visos de complicar la tarde. Capi, con problemas en el talón de Aquiles, daba su puesto a Borja Peinado. Más problemas en el momento menos inoportuno.
Eso fue el preámbulo a los peores minutos rojiblancos tras el agobio constante que empezó a imponer el Montilla, que buscaba la portería de Ismael de forma constante y decisiva.
Ismael se tuvo que emplear a fondo atrapando en la base del poste derecho en un lanzamiento envenenado de un jugador local.
Benítez, el pichichi
Y cuando peor pintaba las cosas, Benítez anotó el primer gol. La jugada nació en Juanmi que acababa de pisar el terreno de juego tras suplir al chiclanero Manzano. Entre el puertorealeño y Rober fabricaron la jugada maestra y decisiva.
344 minutos después, el Racing perforaba la meta rival a domicilio. Y lo hacía en el mejor momento posible y cuando más apuros estaba sufriendo. El gol espoleó la moral de un equipo que lo siguió intentando una y otra vez.
Con el marcador a favor, Elías Calatayud entró en sustitución del goleador Benítez (tercer gol esta temporada). Los tres puntos deben dar la tranquilidad y el sosiego suficiente a un equipo que necesita seguir creyendo para afianzarse en posiciones más tranquilas.
