Las autoridades de EEUU supieron siete años antes de los atentados de Bombay (India) de 2008 que uno de sus actores centrales, David Coleman Headley, estaba en contacto con extremistas paquistaníes, informó el diario "Washington Post".
Pese a recibir advertencias en "al menos cinco casos" sobre las actividades de Headley, las autoridades no le interrogaron ni le colocaron en una lista negra, según el rotativo, que divulga, en colaboración con la agencia ProPublica, una investigación del Director Nacional de Inteligencia (DNI) de EEUU, Jim Clapper.
El DNI encargó la investigación después de que ProPublica indicara el mes pasado que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) había subestimado la información que en 2005 le aportó la mujer de Headley, quien aseguró que su marido era "un activo militante en el grupo terrorista Lashkar-e-Toiba".
Tres años más tarde, esa formación paquistaní se atribuyó los múltiples atentados contra Bombay, que en noviembre de 2008 causaron 166 muertos.
Headley, un ciudadano paquistaní-estadounidense, había sido encarcelado brevemente en 2005 por un caso de violencia doméstica, pero no volvió a ser arrestado hasta once meses después de los ataques, cuando la inteligencia británica alertó a EE.UU. de que mantenía contactos con las células de Al Qaeda en Europa.
La información publicada por el "Washington Post" añade, a esa pista y a otra de 2007 que el "New York Times" destapó días más tarde, otras cuatro advertencias sobre Headley, emitidas antes y después de los atentados, en 2001 y 2002 y en abril y diciembre de 2008.
Las dos primeras surgieron después de que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 provocaran un gigantesco esfuerzo de las agencias estadounidenses por modernizar sus bases de datos.
Una de ellas la llevó a una oficina federal en Nueva York una ex novia del sujeto, que aseguró que tanto él como su madre "apoyaban a los extremistas paquistaníes".
Los agentes interrogaron entonces a al menos tres personas, entre ellas a la madre de Headley, Serrill, que les contó que su hijo era un "apasionado" de la reivindicación paquistaní sobre la región de Cachemira que este país disputa con la India.
Meses después, en julio de 2002, el dueño de un negocio de Philadelphia (Pensilvania) al que solía acudir la madre de Headley aseguró al FBI que ésta había descrito a su hijo como un extremista "cada vez más fanático" que hablaba de entrenarse con terroristas en Pakistán, y que se había mostrado "preocupada" por él.
En 2007, las declaraciones de su ex mujer en la embajada estadounidense en Islamabad (Pakistán) fueron calificadas por la CIA como "demasiado generales", y el FBI tampoco profundizó en el caso cuando la mujer volvió con la denuncia concreta de que Headley había participado en el bombardeo de un tren que mató a 68 personas en la India.
En la mayoría de los casos, los expedientes se cerraron rápidamente y la información no se pasó de unas oficinas a otras, lo que revela, según la investigación, que en las agencias estadounidenses persiste un sistema "defectuoso" de transmisión de datos.
"El problema es el sistema de información. Nueva York no conocía los datos de Philadelphia. Islamabad no sabía nada sobre Philadelphia o Nueva York", dijo a ProPublica un funcionario federal de los equipos anti terrorismo, que habló desde el anonimato.
Una nueva pista que surgió en Philadelphia después del ataque, en diciembre de 2008, resultó en una breve investigación en la que los agentes encontraron algunas de las pistas anteriores, pero decidieron cerrar aún así el caso.
La revelación se produce durante la visita a la India del presidente de EEUU, Barack Obama, que este sábado pronunció un discurso en memoria de las víctimas del atentado de Bombay en el que evitó, sin embargo, cualquier mención a Pakistán, país al que los indios responsabilizan del ataque.