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Miércoles 30/10/2024
 

España

El centro-derecha portugués acaba con el Gobierno socialista y con Sócrates

Los Social Demócratas (PSD, centro-derecha), lograron su mayor triunfo electoral de los últimos 20 años.

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  • Pedro Passos Coelho. -
El centro-derecha ganó hoy las elecciones anticipadas en Portugal, tras forzar la dimisión del Ejecutivo socialista en marzo, y llevó al primer ministro saliente, José Sócrates, a dejar también el liderazgo de su partido.

Los Social Demócratas (PSD, centro-derecha), lograron su mayor triunfo electoral de los últimos 20 años en unas legislativas marcadas por la grave crisis que sufre Portugal y los sacrificios exigidos por su rescate financiero.


El hasta ahora principal partido de la oposición obtiene 38,8 por ciento de los sufragios en el escrutinio provisional frente al 28,1 % del Partido Socialista (PS).

El presidente del PSD, Pedro Passos Coelho, de 46 años, que saltó por primera vez en estos comicios a la arena electoral, se convirtió en el gran triunfador de la jornada en la que proclamó su voluntad de cumplir los compromisos financieros del país y sacarlo de la crisis.

Portugal debe aplicar nuevas medidas de saneamiento económico, reforma laboral, privatizaciones y reducción del gasto y el déficit público a cambio de recibir en los próximos tres años 78.000 millones de euros de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Poco antes del discurso triunfal del líder conservador Sócrates asumía la derrota ante las cámaras de la televisión y, con los ojos enrojecidos y visiblemente emocionado, anunciaba su renuncia como secretario general del partido.

"No me escondo detrás de las circunstancias, esta derrota electoral es mía, y quiero asumirla por entero esta noche", manifestó.

La apuesta por el "cambio" que hizo el hasta ahora principal partido de la oposición acabó por darle el triunfo en unas elecciones marcadas por la elevada abstención, superior al 41 por ciento y la mayor en unos comicios de este género.

Durante la jornada electoral, que transcurrió sin incidentes, los principales candidatos habían llamado a votar a los más de 9,6 millones de portugueses convocados a las urnas.

El presidente de la Comisión Europea (CE) y ex primer ministro luso José Manuel Durao Barroso afirmó, tras votar en Lisboa, que estas eran las elecciones más importantes en Portugal desde la Revolución del 25 de Abril de 1974, que instauró la democracia.

Nada más conocerse las primeras proyecciones de voto, al cierre de las urnas, los seguidores del PSD se lanzaron a festejar la victoria en las principales ciudades de Portugal y reunieron a miles de personas en una céntrica plaza de Lisboa.

Aunque los socialdemócratas no lograron la mayoría absoluta podrán gobernar como si la tuvieran de concretarse el anunciado apoyo de la tercera fuerza del país, el Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP, democratacristiano), que obtuvo el 11,6% de los sufragios.

El CDS-PP se ofreció a participar en un Gobierno del PSD, que no obtenía un resultado tan alto en comicios legislativos desde 1991, cuando ganó con un 50,6 por ciento de los sufragios y el actual jefe de Estado, Anibal Cavaco Silva, como aspirante a primer ministro.

La victoria del centro-derecha pone fin a los más de cinco años de cohabitación entre Cavaco, reelegido el pasado 23 de enero en primera vuelta para otro periodo de cinco años, y Sócrates, que llegó al poder con mayoría absoluta en 2005.

Pero la crisis económica lusa, que Sócrates siempre achacó a la tormenta financiera internacional desatada en 2008, le dio un ajustado triunfo ya en 2009 y le obligó a renunciar al cargo en marzo pasado, tras perder el apoyo del PSD a su cuarto plan de austeridad.

El cerco de los mercados a la deuda lusa y la caída a pique de su solvencia financiera tras el rechazo de ese plan económico, obligaron a Sócrates a pedir el rescate financiero de la UE, del que culpó al PSD en la campaña electoral.

Además de los socialistas, las elecciones de hoy han dejado maltrecha a la izquierda marxista lusa, que centró su campaña en atacar al PS y le negó cualquier apoyo para formar Gobierno.

La coalición de comunistas y verdes obtuvo el mismo 7,8% de votos que en 2009, sin captar votos socialistas fugitivos, y el Bloque de Izquierda sufrió un severo castigo al pasar del 9,8% de hace dos años a un 5,1.

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