Atraco a las once en Plaza Nueva

Publicado: 28/09/2011
Varios ciudadanos consiguieron ayer retener a dos atracadores que asaltaron a punta de pistola (de fogueo) una joyería
Como cada día, la mañana transcurría de forma rutinaria en la Plaza Nueva. Tan solo el desprendimiento de una cornisa alteró la cotidianidad diaria, con la presencia de los bomberos, que terminaban de asegurar la zona. De repente, sobre las once de la mañana, en la calle Jaén, los gritos de auxilio de una mujer alertaban a los ciudadanos que estaban desayunando en los bares cercanos o simplemente pasaban por allí. Se estaba perpetrando un atraco en la joyería Shaw. Una de las dependientas pudo salir a la calle a pedir auxilio. Comenzaba la acción.

No hubo que lamentar heridos y los dos atracadores, dos varones de unos 30 años, eran detenidos por la Policía. Para ello fue fundamental la intervención de ciudadanos, un guardia de seguridad de unas oficinas de la Junta y hasta un escolta del alcalde.

La caída de la cornisa hizo que hubiera más presencia policial por los alrededores. Mal momento elegido por los dos atracadores, de nacionalidad estonia, poco discretos en su vestuario, sobre todo uno de ellos, con grandes gafas de sol y un sombrero de paja. Una vez dentro de la joyería utilizaron una pequeña escalera que portaban para comenzar a coger relojes de uno de los escaparates. El objetivo eran los relojes Rolexs. En una bolsa consiguieron meter siete, valorados en 94.000 euros, pero poco les duró la aventura. “De la forma con la que entraron ya me hizo sospechar a lo que venían”, declaraba la encargada, bastante sofocada, tanto por el suceso en sí, como por el revuelo formado. Tuvieron que sacarle un banco para que se sentara.

Para conseguir su botín los atracadores rociaron con sprays de pimienta a los trabajadores de la joyería. También los amenazaron con las armas que portaban, que resultaron ser de fogueo, pero menudo susto. Según los testimonios, llegaron a ponérsela en el pecho al hijo del dueño, que le plantó cara a los asaltantes.

El vigilante y el escolta


Con su botín salieron a la calle, donde la ciudadanía en general ya había sido alertada por los gritos de la dependienta. Uno de los atracadores se topó con un vigilante de seguridad de unas oficinas de la Junta de Andalucía. Un zancadilleo y un placaje acabó con su carrera.

Su compañero de fechoría corrió una suerte similar. Pera esta vez no se topó con un vigilante. Era un escolta del mismísimo alcalde, Juan Ignacio Zoido, quien con la ayuda de otro ciudadano retuvieron al hombre, que corría sospechosamente.

Una vez llegó la Policía, sólo tuvieron que proceder a la detención de los atracadores, que no opusieron resistencia. Tampoco tuvieron mucha opción ante la actuación de los ciudadanos.

Para colmo, varios fotoperiodistas se encontraban cerca y pudieron fotografiar todo lo que ocurría. Sin duda, mal momento para atracar.

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