Goldberg reitera en su misiva a las partes implicadas en este conflicto que deben intentar "salvar" esta temporada, ya que entiende que de no disputarse "causaría un golpe económico autoinfligido a una empresa que a lo largo de los años y por medio del trabajo duro de jugadores, propietarios y patronal se ha convertido en una grandiosa marca global, pero, al igual que cualquier compañía que opera en el frágil panorama económico actual, es susceptible a no crecer y caer".
Después de que los jugadores disolvieran su sindicato y la patronal no tenga con quién negociar, al tiempo que los jugadores han interpuesto sendas demandas en contra de la patronal, el director ejecutivo del sindicato de entrenadores cree que este parón es "un enorme error y un golpe para cualquier deporte".
"No hay tiempo que perder. La historia ha demostrado que todos los conflictos laborales deportivos se resuelven a la larga. No cabe duda de que todas las partes están preocupadas por su bienestar económico. Pero todos los implicados deben pensar ahora en algo más que sus intereses personales, revisar los titulares financieros diarios, y trabajar con el objetivo de encontrar una solución negociada ahora", concluye la misiva.