Agustín Martínez, director de la planta de tratamiento de Montemarta-Cónica, donde llega la basura y envases de toda Sevilla, aseguró que desconocía esta situación, que calificó como “rara”. El año pasado “se echarían para atrás tres o cuatro camiones, no más”, explicó Martínez, que “no conocía” esta práctica de Lipasam. Asegura que es “excepcional” que lleguen camiones con excesivos residuos incorrectos, así que cuando ocurre se “suelen aceptar”.
Tras ver el vídeo los vecinos que separan su basura correctamente “nos sentimos como si estuviéramos haciendo el tonto”, explicó Eva, una joven de la calle Joaquín Costa que comparte casa con cinco amigos. En casa de Eva separan escrupulosamente la basura. Papel, vidrio y envases son llevados a sus correspondientes contenedores. Para los residuos orgánicos utilizan el contenedor individual que tienen en casa.
Según datos de Montemarta-Cónica, de cada 100 kilos de residuos que llegan a esta planta (sólo los de los contenedores grises y amarillos), el 75% corresponde a residuos correctos. El resto es de impropios. La buena separación facilita el reciclaje, permitiendo que alrededor del 85% se recicle correctamente. Cuando los ciudadanos no separan correctamente el éxito de reciclaje baja al 30%.
Pero la versión de los ecologistas difiere mucho de la de la planta de separación. Según Baselga “falsean los datos para ajustarse a la cantidad establecida por ley” y recuerda la responsabilidad del Ayuntamiento en la recogida de basura. También recuerda la de los ciudadanos “a los que también hay que incentivar de algún modo para reciclar, y no sólo subiendo los impuestos de la basura”.
El reciclaje se paga
Desde la ONG Greenpeace España afirman que los ciudadanos pagan para que el reciclaje se lleve a cabo. “Las empresas de envases pagan un canon por cada envase, que cobran al ciudadano, para asegurar el reciclaje. Además se paga más por la recogida selectiva”, explicó el responsable de Energía y Residuos de Greenpeace, Jesús Barea, que también recordó la responsabilidad de los ciudadanos en la correcta separación “para poder luego exigir su reciclaje”.
Barea también apunta a la obligación municipal: “El Ayuntamiento podía haber hecho una campaña específica ya que dice que el problema es puntual y está localizado ”.