Después del catastrófico mundial pasado y las repetidas decepciones en el Seis Naciones, parecía que el talento de los O'Gara, Hayes, O'Driscoll, O'Connell, Stringer y compañía pasaría a la historia como el más desaprovechado.
Su entrenador, Declan Kidney, supo mezclar a los veteranos con una nueva línea de jugadores jóvenes, a los que tampoco les tembló el pulso a la hora de la verdad, frente al actual campeón, en el Estadio del Milenio, en un ambiente hostil. Aunque Gales sólo podía optar a ganar el Seis Naciones, siempre que derrotase a los visitantes por más de 13 puntos, el placer de negar al XV del Trébol del Grand Slam estaba en el ambiente.