“La decisión del Tribunal Constitucional entró hoy en vigor”, subrayó el presidente de este órgano, Dumitru Pulbere, citado por la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti. Agregó que la decisión incluye también la revisión de las listas de electores, tal y como reclamaba la oposición, así como la verificación de otros documentos, informó desde Chisinau la agencia rusa Interfax.
“El Tribunal Constitucional concede nueve días a la CEC para llevar a cabo todo el proceso, ya que el TC tiene diez días para confirmar los resultados de los comicios. Nos reservamos un día para validar los resultados después del recuento”, precisó.
El portavoz de la corte, Dumitru Tira, señaló que “el Tribunal Constitucional decidió satisfacer la solicitud del líder de los comunistas (y presidente de Moldavia), Vladímir Voronin”.
Los resultados definitivos anunciados por la CEC el pasado día 8 y confirmados la víspera, otorgan la victoria a los comunistas con el 49,48 por ciento de los votos, pero no les dan el control absoluto del Legislativo.
Accedieron también al Parlamento moldavo tres formaciones opositoras: el Partido Liberal (13,14 por ciento de los votos), el Partido Democrático Liberal (12,43 por ciento) y la alianza Nuestra Moldavia (9,77 por ciento de los votos).
Según los resultados definitivos, los comunistas obtienen en la nueva Cámara 60 de los 101 escaños, cuando necesitaría 61 (tres quintas partes) para poder formar Gobierno y elegir al presidente del país, lo que en Moldavia es prerrogativa de los diputados.
En tanto, a las 14.00 hora local finalizó un nuevo mitin en el centro de la capital moldava, convocado por los tres partidos opositores, y que duró unas dos horas y media.
Los cerca de 3.000 participantes en el acto adoptaron una resolución en la que culpan de los violentos disturbios en Chisinau al presidente del país, al presidente del Parlamento, Marian Lupu, y a la primera ministra Zinaida Greceanii.
El texto exige también una investigación justa de los disturbios y un cumplimiento estricto de los derechos y libertades fundamentales.
Antes del inicio de este nuevo acto de protesta, que transcurrió sin incidentes, las autoridades extremaron las medidas de seguridad y advirtieron que no tolerarían acciones violentas.
Los organizadores de la acción declararon que se trata de "un mitin pacífico contra la junta comunista" y que la oposición no tiene intención de llegar a un acuerdo con el Partido de los Comunistas.