El Ejército ceilanés divulgó ayer las primeras imágenes del cadáver del jefe de la guerrilla tamil, Vellupillai Prabhakaran, horas después de que el presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, anunciara oficialmente el fin de 26 años de guerra.
“El cadáver de V. Prabhakaran, líder psicópata de la más bárbara organización terrorista del mundo, los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), ha sido encontrado hace poco”, aseguró el ministerio de Defensa en un comunicado.
El vídeo difundido por Defensa mostraba a un grupo de soldados en torno al cadáver del líder guerrillero, dispuesto en uniforme rebelde sobre unas parihuelas y atacado por las moscas, con la cara hinchada y aparentes heridas de bala en la cabeza.
El hallazgo fue realizado por el Ejército en las cercanías del lago Nanthikadal, donde las tropas rechazaron este lunes un último intento de los guerrilleros por escapar del cerco que sufrían, lo que causó, según la versión oficial, 352 muertos en las filas rebeldes.
“La victoria que hemos alcanzado derrotando al LTTE es la victoria de nuestro país, nuestra patria. Proteger a la población tamil es mi responsabilidad y mi deber”, dijo Rajapaksa en su comparecencia ante el Parlamento, recibida por continuos aplausos.
Rajapaksa pidió ayuda a la comunidad internacional para reconstruir el país, asolado por la guerra, pero rechazó “importar” una solución política para dotar de autonomía a los minoritarios tamiles, las grandes víctimas del conflicto.
“No tenemos tiempo para experimentar con las soluciones sugeridas por otros países”, dijo Rajapaksa, tras brindar por la reconciliación nacional y abogar por la integración de todos.
Los combates de la guerrilla y el Ejército en los últimos meses han causado la muerte de al menos 6.500 civiles, según datos de la ONU, mientras que otros 265.000 se encuentran confinados en campamentos instalados por el Gobierno sin poder salir de ellos.
“Nuestro objetivo era proteger a los tamiles de las garras del LTTE. Para proteger a los civiles tamiles inocentes nuestros soldados sacrificaron sus vidas”, dijo Rajapaksa, que decretó un día festivo para hoy en conmemoración de la “derrota del terrorismo”.
Durante su discurso, Rajapaksa se mantuvo en silencio sobre Prabhakaran, lo que alimentó durante unas horas la especulación acerca de su muerte, reforzada además porque un alto cargo de la guerrilla en el exilio negó la muerte de su líder.
“El Gobierno de Sri Lanka hace reivindicaciones no verificadas. Sólo puedo decir que nuestro líder nacional está vivo y a salvo”, dijo en entrevista para el portal Tamilnet -afín a la guerrilla- el jefe de relaciones internacionales del LTTE, S. Pathmanathan.
Distintas fuentes oficiales confirmaron este lunes la muerte de Prabhakaran, quien supuestamente intentaba huir de la zona a bordo de un vehículo blindado y una ambulancia acompañado de su número dos, Pottu Amman, y del jefe de la división naval, Soosai.
La guerrilla se encontraba desde hace semanas rodeada por el Ejército en una pequeña franja del noreste del país donde también se hacinaban decenas de miles de civiles, víctimas de bombardeos de las tropas y de la represión rebelde en caso de intentar la huida.
Tras el combate final del lunes, el Ejército publicó una lista con 18 nombres de líderes guerrilleros muertos en la que no se encontraba Prabhakaran, aunque sí sus colaboradores más cercanos y su hijo primogénito, Charles Anthony, jefe del área tecnológica.
Ayer, Pathmanathan acusó a las tropas de haber cometido un “crimen contra la Humanidad” por los “asesinatos” del líder político del LTTE, B. Nadesan, y del jefe de la secretaría de paz (LTTEPS), S. Puleedevan, quienes intentaban negociar con las tropas desarmados y con banderas blancas.
“Lo que ocurrió el lunes fue una masacre bien planeada de varios oficiales civiles desarmados del LTTE con el propósito de aniquilar su estructura política”, destacó el portal Tamilnet, que apuntó a una “alta figura de Defensa” como responsable.
El LTTE inició un levantamiento armado contra Sri Lanka en 1983 en reivindicación de un estado independiente en el norte y el este de la isla, controlada por la mayoría cingalesa, y desde entonces han muerto más de 80.000 personas víctimas de la violencia.
La comunidad internacional centra ya su atención en el destino de los civiles confinados en los campos del Gobierno, a la espera de la visita este viernes a la isla del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.