El guardia civil acusado de maltratar durante 10 años a su mujer y a su hijo niega haberlos pegado o amenazado y asegura que fue él el quien le planteó el divorcio en varias ocasiones durante casi la segunda mitad de su matrimonio por los "celos" de su esposa.
"No admitía que hablase con una mujer", ha dicho el acusado, con iniciales JL.M.C., en la primera sesión del juicio que se está celebrando en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, en la que ha narrado que ella cuando le veía hablar con alguien del sexo opuesto, incluso por motivos laborales, le "insultaba" a él y a ellas.
En la vista, ha asegurado que ella "no quería" divorciarse y , cuando él se lo planteaba, le amenazó con las consecuencias. "A mí me decía que no le podía dejar o si no me iba a acordar", ha afirmado el acusado.
Tras el acusado, han declarado los peritos, entre ellos los forenses, que han explicado que la mujer y el niño padecían en el momento de ser analizados "estrés", "angustia" y "miedo" que eran "compatibles" con una situación de maltrato físico y psicológico. Han asegurado que tanto el menor como la madre les narraron haber sido víctimas de malos tratos y también haberlos presenciado.
De hecho, han explicado que el niño, nacido en octubre del 2000 y que ahora tiene 15 años, les aseguró que tenía "miedo" a su padre, que era "malo", que "le pegaba" y "se enfadaba por cualquier tontería" e, incluso, "que no iba a estar tranquilo hasta que se muriera".
Los peritos-psicólogos, tanto el propuesto por la Fiscalía como el de la acusación particular, hablan de un "estado psíquico descompensado" de la esposa también "compatible" con una situación de maltrato físico y psicológico sostenido en el tiempo.
La psicóloga de la acusación particular, que trata a la esposa desde 2012 --unos meses después de que cesara la convivencia del matrimonio--, ha afirmado que la mujer le ha relatado "toda suerte de violencia" que han padecido ella y su hijo.
Además, ha afirmado que, a día de hoy, la esposa sigue padeciendo "miedo real" y siente "terror" ante el momento del juicio y teme que las "amenazas" que supuestamente le ha dirigido el acusado se cumplan.
A preguntas de la defensa del acusado sobre si los síntomas que presenta el niño podrían darse, no por haber vivido un maltrato sino por el conflicto de pareja o el divorcio traumático, un forense ha señalado que lo ve "más compatible" con una situación de violencia que con un divorcio o por el conflicto de pareja de sus padres.
En la misma línea, el perito psicólogo propuesto por el fiscal ha señalado que el estado de "miedo" que alega el niño "no es habitual encontrarlo" en una situación de conflicto de pareja.
En la sesión de hoy han declarado también por videoconferencia desde Valencia guardias civiles que revisaron el teléfono móvil del acusado en busca de unas imágenes o vídeos que, según denunció la esposa, el acusado le había sacado momentos después de la agresión sexual que relata la mujer.
Al parecer, y según explican fuentes cercanas al caso, estas imágenes no han sido halladas, motivo por el que se ha preguntado a los guardias civiles que examinaron el teléfono por la posibilidad de que hubiesen existido a pesar de no haber apreciado, hipótesis que han avalado.
Y es que, según han explicado, de un teléfono móvil se pueden recuperar aquellas imágenes y vídeos sobre las que no se haya sobrescrito pero no aquellas que se encuentren en un espacio de la memoria que posteriormente haya sido ocupado por otro archivo.
PETICIÓN DE LA FISCALÍA
Para el acusado, el Ministerio Fiscal solicita una pena de 14 años de prisión y califica los hechos como un delito de maltrato habitual, al que se suman, por hechos concretos, un delito de violencia de género en la modalidad de coacciones leves; un delito de violencia doméstica sobre el hijo; otro delito de violencia de género en su modalidad de maltrato de obra; un delito de agresión sexual y, finalmente, un delito de violencia de género en su modalidad de amenazas leves. Las penas que pide la acusación particular ascienden a 16 años.
Según relato del fiscal, la pareja tuvo problemas de convivencia desde que se casaron en el años 2000 debido a "la agresividad del procesado", quien de forma "constante y reiterada" maltrataba y amenazaba a su mujer con "clara intención de menoscabar su integridad física y mental", en "numerosas ocasiones" en presencia del hijo menor de ambos, quien también ha sido objeto de la violencia del acusado, JL.M.C.
En el juicio se han aludido a varios hechos concretos de supuesta violencia por parte del acusado a su mujer e hijo, que JL.M.C. ha negado.
Entre ellos, se ha aludido a un episodio supuestamente ocurrido cuando el hijo de la pareja tenía un mes de vida. Según la versión de la fiscal y la acusación particular, el hombre colocó su arma reglamentaria en la sien de su esposa al tiempo que le advertía que la iba a matar delante de su hijo pero diciéndole que "si le daba en la cabeza, iba a tener que limpiar mucha mierda", por lo que le introdujo el arma en la boca.
También ha negado que, un tiempo después, y en el transcurso de una discusión con su mujer, el acusado agarró a su hijo de pocos meses y lo sacó por la ventana del domicilio familiar y, mientras le mantenía suspendido, le decía a su esposa que no se acercara que si no lo soltaba.
El fiscal también relata otro hecho acontecido años después, en 2005 o 2006, cuando el niño tenía unos cinco años, el procesado dio un fuerte bofetón a su mujer que la tiró contra el suelo, donde siguió dándole patadas y diciéndole que la tenía que matar y cuando ella trató de tranquilizar al pequeño diciéndole que todo era una broma, el acusado le dijo: 'no, esto no es una broma, yo a tu madre la tengo que matar".
También ha asegurado que no es cierto que en el verano de 2008, y estando en la playa con su hijo, ambos discutieron y ella le mandó a "tomar por el culo" ante lo que JL.M.C. se molestó y, cuando llegaron a casa, la "obligó a ponerse de rodillas y le azotó en las nalgas tantas veces como él se sintió agraviado (más de 15 veces), llegando a amoratarle los glúteos".
Respecto al niño, ha negado haber dado una patada en la espalda al niño, como asegura la acusación. También ha negado la agresión sexual de la que se le acusa, supuestamente ocurrida en agosto de 2011 cuando, tras haber iniciado ya los trámites de divorcio, el acusado exigió a su esposa salir de la habitación en la que estaba durmiendo con su hijo y ella, con el fin de evitar ningún problema con el niño, le pidió que se hiciera el dormido y salió al salón con el que era todavía su marido.
Allí, comenzó una discusión sobre una posible infidelidad del acusado y éste no sólo con el "ánimo de menoscabar su integridad física --como en otras ocasiones-- sino también "moral y sexual", le dijo: "tira que te voy a demostrar que no estoy con otra".
La obligó a ir al dormitorio y, a pesar de que ella le hizo saber que no iba a mantener relaciones sexuales con él, el procesado le ordenó que se quitará la ropa y diciéndole "o te lo quitas tú o si no te la tengo que quitar yo y va a ser peor".
El acusado la agarró por el cuello, dejándola casi sin respiración y, por lo "aterrorizada" que estaba ante las amenazas, por temor a ser golpeada y a que el menor pudiera ser testigo de los hechos, "se quitó la ropa y el acusado la penetró ".
Al día siguiente, según la versión de la Fiscalía, ella no quería firmar el acuerdo de divorcio de mutuo acuerdo redactado por un letrado elegido por el procesado y le dijo que "si no lo firmaba, la tenía que matar, que le salía más barata muerta que viva". Finalmente, la mujer accedió a firmar con el fin de poder regresar con su hijo a Cantabria.