Esta suerte de primavera alicortada que nos ha tocado vivir por culpa de la pandemia es un elogio espasmódico de lo asimétrico. O sea, a dos semanas del 9M, el prefacio del ‘sálvese quien pueda’ de la desescalada. El borrador estatal de coordinación autonómica post-alarma establecerá recomendaciones, nunca prohibiciones. Allá se las componga cada cual. Partido de fútbol de 2ª B en Almendralejo, Badajoz, este sábado, Extremadura-Castilla, 4.500 espectadores en las gradas. No-Romería en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, Andújar, fin de semana, las estrictas medidas disuasorias restringen la afluencia al Cerro a la mínima expresión de cuatro quicos y un bastián. La revista cofrade ‘Gente de Paz’, henchida de argot militar, titulaba: ‘El Gobierno “tomará” el Santuario para evitar aglomeraciones’. Avanzamos, pues, atrapados en lo paradójico. “Si se consolida la tendencia a la baja del nivel de contagios, tendríamos la oportunidad de tomar alguna medida relacionada con la apertura de la movilidad”, adelantaba el presidente de la Junta, Juanma Moreno. El levantamiento del confinamiento de las provincias andaluzas, quizá, esta misma semana.
La Jaén olivarera, el jueves, retoma las movilizaciones, dentro del coche y sin salir del municipio. Hace poco más de un año, con los precios en origen de nuestro aceite por los suelos, el coronavirus interrumpió las protestas y, contenida la propagación, extendida la vacunación, al parecer, llegada es la hora de volver a coger el toro por los cuernos. Bien es cierto que, si atendemos a las actuales cotizaciones, publicadas por el sistema POOLred, estamos en tendencia ascendente y reconcentrada: por encima de los 3 euros/kilo, en cualquier caso, y promediando el virgen extra apenas 27 céntimos por encima del lampante. La otra gran cuita que mueve al sector a esta lucha denodada es el polémico Decreto de transición de ayudas de la PAC, que propugna una convergencia acelerada durante 2021 y 2022 hacia el nuevo marco comunitario 2023-2027, reduciendo drásticamente el número de regiones productoras, de 50 a 5 o 7, eliminando derechos históricos, minusvalorando la rentabilidad de las explotaciones e imponiendo un modelo de tasa plana. No obstante, la amenaza reivindicativa forzó a una reunión con el ministro, Luis Planas, el 8 de abril, de la que se desprende que el MAPA abogará por una convergencia más gradual hasta 2026. Una enmienda temporal, no de fondo, que no altera los planes de los convocantes.
Casi a la par, el miércoles, 28, el foro empresarial PROA invita a un paro general de un cuarto de hora, a mediodía, “contra la inercia, el ninguneo y la torpeza institucional que lastra las posibilidades de futuro de esta tierra”, con la mente puesta en agravios recientes, sangrantes, como la ITI y el COLCE. Un día entero para tomar conciencia. PROA, conformado por una treintena de emprendedores, con denominación de origen y afán común por la innovación y la responsabilidad social, no es en sí la patronal jiennense, pero sí se erige –sin pretenderlo- en vigía de ésta. Su presidente, Fulgencio Meseguer, por citar un ejemplo, es empresario de éxito, cuya talentosa experiencia al frente de Software del Sol, a un tris de consumar la entrada inversora en la compañía de capital mayoritario italiano, acaba de anunciar la compra del céntrico Palacio de la Condesa de Casares en su Jerez de la Frontera natal, a fin de desarrollar un ambicioso proyecto de alojamiento y ocio. Junto a la regidora jerezana, Mamen Sánchez, quiso hacerse acompañar por el alcalde de Jaén, Julio Millán. La excelente relación de Fulgencio con los munícipes jaeneros, una constante, cuentan, podría traducirse, a corto plazo, en el desarrollo de una iniciativa formativa de emprendimiento en uno de los dos edificios de titularidad municipal cedidos en su día a la ya fantasmagórica Cámara de Comercio. La influencia de PROA como interlocutor ante el poder político resulta incuestionable. Tan es así que otro de sus prohombres, integrante referencial de PROA, Francisco Vañó, presidente del Consejo Social de la UJA, ante el proceso electoral que se avecina en la Confederación de Empresarios de Jaén (El segundo mandato de Manuel Alfonso Torres ya ha expirado), secundado por el propio Fulgencio Meseguer y el incombustible Juan Arévalo, estaría auspiciando/sondeando un relevo ajeno a la dinámica natural de las asociaciones que constituyen la CEJ. Dar un giro de timón a un liderazgo carente de brío. A la postre, maniobras orquestales en la oscuridad al margen, como se deriva de cualquier elección interna en estructuras organizadas, saldrá adelante la candidatura que aúne, antes de escenificarse la votación, el mayor respaldo entre sectoriales y territoriales. O el “Ando solo en una multitud de amores”, que sentenciara el mítico Dylan Thomas.
