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Hablillas

Hola y adiós

La memoria la rescata en boca de aquellas visitas que, erguidas ante el portón, saludaban con ella

Publicado: 10/11/2024 ·
15:36
· Actualizado: 10/11/2024 · 15:36
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Sería la hablilla más breve jamás escrita, pero los temas están tan asustados que se esconden, quizás por prudencia se niegan a ser palabras en renglones para no distraer la preocupación. Es necesario, pensará algún lector, pero la angustia frena el impulso de elegir uno de cuantos se pasean por la cabeza. Aun así, el esfuerzo se impone y el titular se escribe, dejándose llevar por el empuje de la obligación moral. Así empieza la procesión de palabras que, de nuevo, desfilan ante un par de ojos fijos en la pantalla, aunque sean estos quienes se muevan con ayuda de la pulsación en el cursor y las ganas de leer lo que en principio iba a tratarse la semana pasada, a saber, la última gira de Joaquín Sabina. Desgraciadamente, los destrozos de la DANA seguirán siendo recientes durante meses, porque algo tan terrible apuñala y escuece a perpetuidad. Sin embargo, la unión de los perjudicados para salir adelante es una muestra de valor y un ejemplo para cuantos vivimos semejante suceso en la distancia. Por eso nos sentamos ante el teclado y sintiendo los vaivenes del dolor tiramos del titular, tan breve y amplio al mismo tiempo.

Se trata de una expresión evocadora de prisa. La memoria la rescata en boca de aquellas visitas que, erguidas ante el portón, saludaban con ella. Al irse dejaban el silencio de la revelación y un montón de comentarios en el hueco de aquel poste humano. Podrían escribirse unas cuantas razones más, pero la que nos interesa es la de Joaquín Sabina, por qué llama así a la última gira de su vida. Algunos críticos sintieron una especie de vértigo al saberlo y de inmediato se pusieron a recorrerla en sus líneas. Sin embargo, para cuantos lo hemos seguido sin fanatismo, sin enfado por no conseguir una entrada, lo interpretamos como la leyenda viva que seguirá siendo mientras lo recordemos. Somos muchos quienes admiramos al poeta, al hacedor de versos cuya música no necesita escribirse en un pentagrama, porque no necesitan su voz para encantar. Dibujar el sol como una estufa de butano o definir una relación que acaba como un punto final al que no le siguen los dos puntos suspensivos, son imágenes cuyo lirismo sólo es capaz de expresar Sabina con serenidad y sin el intimismo exagerado para seguir emocionando desde un soneto o en una estrofa personal e intransferible como la que le dicte el momento. Por eso, los lectores de sus versos interpretamos esta gira final como un adiós al cantautor y un hola al poeta que es desde que escribió el primer verso porque, lo dijo Ferrán Camacho, él es parte de este género literario escrito en español.

De todas formas, el albedrío es libre y las interpretaciones seguirán apareciendo sobre el denominador común del cansancio por nomadeo después de tantos años.

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