Se trata, como saben, del programa que emite el canal 2 de Televisión Española desde hace un par de años. Su estreno a finales de mayo, fue entendido como otros espacios destinados a desaparecer tras el verano, sin embargo ha conseguido asegurarse las dos últimas horas de los cinco días laborables de la semana. El formato, la temática y la breve entrevista que a modo de prólogo ilustra la proyección, motivan al espectador a sentarse tras la cena frente a la tele para comprobar o tropezar con aquello que ha subrayado el crítico antes de que la música y el logo de la distribuidora campen por la salita. A lo largo de este tiempo son muchos los títulos revisados y otros tanto los descubiertos, como aquellas cintas restauradas en las que no se ha podido mejorar el sonido, esas en las que las pausas parecen suspiros de alguien enorme y muy cansado. Ni siquiera estos detalles nos llevan a pulsar el botón de desconexión del mando a distancia, porque cuando los medios han avanzado tanto, gusta rescatar la imagen o la cinta más antigua para apreciar su incalculable valor. En este punto aparecen los labios gordos y los guantes blancos de “El cantor de Jazz”, sin embargo cuatro años antes, en 1923, se rodó “El misterio de la puerta del sol” en español, con canciones de Concha Piquer, si bien la primera película española tuvo que esperar hasta el año 1929, año en que Florián Rey dirigió “Futbol, amor y toros” con pateo del público asistente al estreno, pero este es otro tema.
La historia del cine español tiene un título de visión obligada e imposible olvido, La torre de los siete jorobados, un argumento atrevido y rompedor, muy propio de Edgar Neville y de la que seguimos hablando a pesar de que han pasado más de setenta años de su estreno. Antonio Casal se convierte en investigador para encontrar a Isabel de Pomés, secuestrada sin haber salido de su casa. Película que no podía faltar en el programa que nos ocupa, también incluyó otro título del mismo director en la que el triángulo amoroso no es escandaloso sino honesto, respetuoso, limpio y transparente. El baile, con Alberto Closas, Conchita Montes y Rafael Alonso es una delicia visual que engrandece la suavidad de los violines de la banda sonora, , aunque la melodía no se pueda repetir ni tararear.
Además de estos títulos, este programa nocturno ha rescatado otros hasta conformar la selección que hemos revisado, descubierto y disfrutado durante estos dos años. Esta semana pasada dedicada al matrimonio, hemos vivido “Una boda accidentada” entre Mercedes Vecino y Luis Prendes, junto a un Paco Martínez Soria muy distinto al Mariano de “Es peligroso casarse a los 60” y al Severiano de “Hay que educar a papá” y también hemos ido de “Viaje de novios” con AnalíaGadé y Fernán Gómez, una película coral donde las otras cuatro parejas gozan de igual protagonismo sin restar lucimiento a los primeros. Una cinta que no habría sido la misma sin la intervención de Antonio Ozores, un secundario que brilló con luz propia en todo cuanto hizo. Una cinta en la que los actores se parodian a sí mismos, contagiando ese buen humor al espectador, quien frente a la pantalla permanece deslumbrado por el color, tanto el del jardín como el del vestuario, diseñado por Christian Dior, un lujo que hoy ni por asomo se podría permitir.